Estados Unidos refuerza su presencia militar en las cercanías de Venezuela. Bajo la dirección del presidente Donald Trump, un moderno navío de guerra equipado con misiles ha arribado a Trinidad y Tobago. Esta maniobra forma parte de una estrategia ampliada para ejercer mayor presión sobre la nación caribeña, liderada por el mandatario Nicolás Maduro.
La política de la administración Trump se ha centrado en intensificar las acciones contra lo que considera una organización delictiva dedicada al narcotráfico, señalando directamente al presidente Maduro. El despliegue del buque de guerra, cuya presencia es observable desde Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, subraya esta política.
El buque implicado en este despliegue es el destructor USS Gravely. Su llegada a la isla caribeña, acompañada de unidades de infantería de marina para realizar maniobras conjuntas con las fuerzas armadas locales, fue anunciada previamente por el gobierno de Trinidad y Tobago, un país insular con una población de aproximadamente 1.4 millones de habitantes.
Presencia Naval de EE.UU. en Trinidad y Tobago: Estrategia contra el Narcotráfico
Desde agosto, se ha observado un incremento en el envío de buques de guerra estadounidenses a la región del Caribe. A partir de principios de septiembre, las operaciones aéreas dirigidas contra embarcaciones sospechosas de actividades de narcotráfico se han vuelto más frecuentes.
Además de la presencia del destructor, Estados Unidos ha expresado su intención de desplegar en el Caribe el portaaviones Gerald R. Ford, considerado el más grande del mundo. Esta expansión de la capacidad militar estadounidense en la zona ha sido interpretada por Maduro como una provocación, una estrategia para “fabricar una nueva confrontación“.
Las acusaciones de Trump contra el presidente venezolano por liderar supuestas redes de narcotráfico son rotundamente rechazadas por Maduro. El líder venezolano argumenta que la administración estadounidense utiliza la lucha contra el narcotráfico como pretexto para impulsar un cambio de gobierno y acceder a las vastas reservas petroleras de Venezuela.
Impacto de los Ataques de EE.UU. contra Embarcaciones Dedicadas al Narcotráfico
En Trinidad y Tobago, la primera ministra Kamla Persad-Bissessar ha manifestado un apoyo explícito a las políticas de Trump. Desde su ascenso al poder en mayo, ha adoptado una postura firme frente a la inmigración y a la creciente problemática de la delincuencia venezolana en su territorio.
Desde Caracas, se percibe que el gobierno trinitense está alineado con los intereses de Washington. Existe descontento por la invitación de Estados Unidos a intervenir en lugar de permitir que Washington y Caracas gestionen su desacuerdo de forma bilateral. Esta situación se describe como una posición de “estar atrapado entre dos fuerzas”, según la opinión de algunos ciudadanos.
Las operaciones militares llevadas a cabo por Estados Unidos en la región han cobrado la vida de 43 personas, resultado de 10 ataques aéreos dirigidos contra embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico. Estos incidentes ocurrieron tanto en aguas internacionales del Caribe como del Pacífico, según un conteo de la agencia AFP basado en información oficial estadounidense.
Existen reportes no confirmados sobre la posible muerte de dos ciudadanos trinitenses a mediados de octubre, víctimas de estos ataques aéreos, según declaraciones de sus familiares. Las autoridades locales aún no han emitido una confirmación oficial sobre estas muertes. Varios expertos han cuestionado la legalidad de ejecutar acciones militares en territorios extranjeros o aguas internacionales contra individuos sin un proceso de intercepción o interrogatorio previo.
OdL
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