Del Abismo a la Luz: El Réquiem de Mozart Trasciende en una Obra Escénica Revolucionaria
La Infinita Compañía presenta una propuesta escénica innovadora y profundamente conmovedora: “Del abismo a la luz: el Réquiem de Mozart”. Esta obra, bajo la magistral dirección y coreografía de Rodrigo González, celebra dos décadas de trayectoria del aclamado coreógrafo y promete cautivar al público con sus presentaciones en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes los días 15 de noviembre y 6 de diciembre, con doble función diaria.
Con la participación de 40 bailarines, esta pieza se erige como una de las contribuciones más significativas y vanguardistas a la danza contemporánea en México, explorando los conceptos universales de finitud, pérdida y trascendencia a través del poder del movimiento.
Mozart, la Muerte y la Danza: Una Conexión Profunda
Rodrigo González revela la profunda inspiración detrás de la obra: “Es importante recordar que Mozart falleció mientras creaba esta pieza, componiendo efectivamente su propia misa de difuntos. Esa profunda carga emocional la plasmamos en el cuerpo a través del movimiento, de la esencia humana. Todos compartimos un destino común”. Esta conexión íntima entre la creación y el creador impregna cada instante de la puesta en escena.
Un Viaje Metáforico del Juicio a la Luz Eterna
“Del abismo a la luz” nos sumerge en un viaje metafórico que comienza con la intensidad del Dies Irae, representando el día del juicio, para culminar en la serenidad del Lux Aeterna, símbolo de la luz perpetua. A través de un lenguaje escénico que fusiona lo sensorial, lo emocional y la danza contemporánea, los intérpretes exploran las complejidades del ego, el apego y la ira, buscando el camino hacia la lucidez, la empatía y la plenitud.
“Comenzamos en lo concreto, en lo material, y gradualmente nos movemos hacia lo intangible y lo espiritual. Es una obra que nos invita a expresar gratitud, a reconocer nuestras pérdidas individuales y colectivas, y también a valorar la simple existencia”, explica González.
Un Elenco Diverso que Enriquece la Narrativa Humana
La riqueza de la obra se ve amplificada por la diversidad de su elenco. Rodrigo González destaca la sinergia entre la energía de los bailarines jóvenes y la maestría de intérpretes consolidados, incluyendo talentos de la talla de Tania Pérez-Salas y Simón Serra Payró. “Cada intérprete aporta una perspectiva única; esto permite que la escena refleje múltiples facetas de la experiencia humana”, afirma.
Reinterpretando Clásicos: Memoria Cultural y Sensibilidad Contemporánea
Para Rodrigo González, la adaptación de obras clásicas al lenguaje de la danza contemporánea es una estrategia vital para preservar la memoria cultural y reinterpretarla desde la sensibilidad y las técnicas de nuestro tiempo. “Estas composiciones universales plantean interrogantes que siguen siendo relevantes hoy en día. Mozart abordaba la mortalidad, el temor, lo desconocido, y nosotros continuamos en la búsqueda de significado en medio del desconcierto. La danza ofrece la posibilidad de que estos temas cobren vida nuevamente, pero desde nuestra perspectiva contemporánea, con nuestros cuerpos y nuestras emociones”.
La reinterpretación del Réquiem de Mozart se convierte así en un poderoso acto de afirmación cultural, tendiendo puentes entre el pasado y el presente, y fusionando la tradición de la música clásica con la vibrante expresión del arte moderno. Al traducir la estructura del Réquiem a una expresión corporal, se crea una resonancia profunda entre lo perdurable y lo pasajero, entre la solemnidad del ritual y la libertad liberadora del movimiento. “Las creaciones clásicas nos recuerdan nuestros orígenes, pero también nos impulsan a vislumbrar nuestro futuro”, comparte.
Un Espectáculo Sensorial y Poético
La experiencia visual y emocional de “Del abismo a la luz” se eleva gracias al excepcional diseño escenográfico de Mario Marín y la cautivadora concepción lumínica de Aurelio Palomino. Juntos, han creado un entorno atmosférico donde la danza es la protagonista indiscutible, tejiendo una narrativa que apela directamente a los sentidos y a la poesía. “Las imágenes corporales evocan tanto el dramatismo inherente al Réquiem como la esperanza que emerge tras el proceso de duelo”.
“En esta obra de gran magnitud, se percibe la influencia de Wolfgang Amadeus Mozart: su obra inacabada y trascendental, creada en las postrimerías de su vida, sirve como punto de partida para una travesía dancística hacia la trascendencia”, señala González.
Cerrando Ciclos, Abriendo Nuevos Caminos
Aunque Rodrigo González no concibió esta obra como una conmemoración formal, su estreno coincide simbólicamente con el vigésimo aniversario de su primera incursión coreográfica en el mismo prestigioso recinto. “Mi debut coreográfico, con la obra ‘La muerte del Quetzal’, tuvo lugar en Bellas Artes en 2005. Veinte años después, regresar con esta pieza tan profunda me da la sensación de estar cerrando una etapa y abriendo otra”.
“Del abismo a la luz: el Réquiem de Mozart” no es solo una obra de danza, es una experiencia transformadora que invita a la reflexión, la conexión y la celebración de la vida a través del arte.
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