El reconocido músico urbano Eme Malafe, cuyo nombre real es Martín Geovanni Aldana Cervantes, fue víctima de un violento ataque armado en la Ciudad de México en mayo de 2022. Este lamentable suceso estuvo a punto de costarle la vida y tuvo un profundo impacto en su camino personal y en su carrera artística. El artista, que creció en barrios de alta peligrosidad como Morelos y Tepito, relata cómo este evento marcó un antes y un después.
Eme Malafe fue blanco de disparos mientras se encontraba dentro de su vehículo. Los agresores, que se aproximaron en una motocicleta, le dispararon directamente. Tras el ataque, se vio forzado a retirarse de la vida pública durante aproximadamente ocho meses para recuperarse de las graves heridas sufridas. Su regreso, sin embargo, lo encontró con una fortaleza renovada.
En una reciente y emotiva entrevista con Saskia Niño de Rivera, Eme Malafe compartió que el atentado fue uno de los momentos más definitorios de su existencia. El cantante mexicano no solo detalló el terror que experimentó en el instante del ataque, sino también cómo la experiencia de ser baleado y enfrentar tan de cerca la muerte lo impulsó a dejar atrás un camino perjudicial y a abrazar con convicción su identidad como “un creador“.

¿Qué le sucedió al rapero Eme Malafe? El impactante atentado que cambió su vida
Eme Malafe ha descrito el atentado como una experiencia traumática en varias etapas. Inicialmente, sintió “paranoia, angustia, temor” y un “pánico extremo”. El miedo, confesó el artista, se extendió incluso después de haber abandonado la zona del incidente. En la seguridad de su hogar, despertaba sobresaltado durante la noche, llegando a empuñar un arma, en un estado de alerta constante hacia cualquier sonido o movimiento.
El verdadero punto de inflexión, sin embargo, se produjo en el centro médico. “Cuando sentí que la muerte estaba cerca, fue cuando comencé a perder la vida”, relató el cantante, aludiendo a la inminencia del fin. Fue en ese preciso momento de fragilidad extrema cuando hizo una promesa firme: “Le hice una promesa a Dios de que no volvería a consumir nada, ni a involucrarme en nada más”. Este juramento de abstinencia, forjado en el umbral entre la vida y la muerte, marcó el inicio de su arduo proceso de recuperación.
Mientras luchaba por su supervivencia, Eme Malafe también tuvo que confrontar las crueles repercusiones de la notoriedad: la opinión pública y los comentarios negativos en redes sociales. Al revisar las plataformas digitales, se encontró con mensajes que lo hirieron profundamente. “Había un video de lo que acababa de ocurrir y lo habían grabado. Encontré comentarios diciendo que era bueno que me hubieran matado, que eso era lo que pasaba por ser de barrio”. El rapero admitió que leer a tantas personas “riendo de verme en esa situación” le causó un dolor adicional. En su estado de vulnerabilidad, estos comentarios no eran simplemente la opinión de un “individuo insignificante en su dispositivo”, sino la cruel prueba de que “tanta gente deseaba verte sin vida”.
“Ver las redes sociales me afectó, había un video de lo que acababa de suceder y lo habían filmado. Me encontré con comentarios que celebraban mi supuesta muerte, vinculándola a mi origen en el barrio. Me preguntaba por qué se alegraban de verme en tan mal estado. Esos comentarios te impactan, te hacen darte cuenta de cuántas personas te deseaban mal. No lo percibes como la opinión de alguien sin importancia conectado a un teléfono, en ese momento tu perspectiva es diferente.”
El renacer de Eme Malafe: Reflexiones tras el incidente y su nueva etapa como artista
Después de un prolongado periodo de ocho meses de convalecencia forzada y recuperación física y emocional, Eme Malafe concluyó su relato con una declaración que sorprende por su perspectiva: “Agradezco a la vida que me haya sucedido”. Aunque reconoció que suena “absurdo” agradecer un intento de homicidio, explicó que esta traumática vivencia le brindó un valioso “período de profunda reflexión“.
Ese tiempo apartado de su entorno habitual le permitió “vivir plenamente“ las cosas sencillas, apreciar momentos como “compartir un taco con mis amigos” y, sobre todo, valorar de forma incondicional a su familia. El descubrimiento más trascendental de este proceso fue la comprensión de su verdadera vocación: “No me habría percatado de que soy un artista. No soy un delincuente, un criminal, soy un artista”.
Para Eme Malafe, el atentado representó la sacudida abrupta y necesaria que lo liberó de su “percepción errónea de querer aparentar ser alguien malo”, abriendo el camino hacia una redención personal. Asimismo, le permitió reorientar su rumbo hacia el éxito artístico que cosecha en la actualidad, consolidándose como uno de los referentes más destacados y admirados de la escena urbana en la Ciudad de México.
“Estuve aproximadamente ocho meses sin salir. Suena ridículo, pero agradezco que me haya ocurrido, comencé a vivir con intensidad, a experimentar la vida al máximo, a darle más valor a cosas como compartir una comida con amigos. Para mí, esto se transformó en algo muy distinto, algo realmente diferente. No lo habría apreciado de no ser por lo sucedido, no le habría otorgado el valor que hoy le doy a mi familia. Sí, lo agradezco, aunque parezca tonto. Fue una etapa de mucho aprendizaje, incluso conmigo mismo, para entenderme, para saber en qué punto estaba. No me habría dado cuenta de que soy un artista. No soy un maleante, un criminal, soy un artista destinado a crear, a producir videos, a diseñar escenarios. Quizás seguiría atrapado en mi idea equivocada de querer ser una persona ‘mala’.”
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