La ciencia desvela hoy las claves detrás de la diferencia en la esperanza de vida entre hombres y mujeres. Investigaciones pioneras, realizadas por un consorcio internacional de científicos, apuntan a los cromosomas sexuales como el factor biológico determinante que explica por qué las mujeres tienden a vivir más que los hombres. Este patrón se observa consistentemente en diversas especies, no solo en la nuestra.
La Ventaja Biológica Femenina en la Longevidad
Un estudio exhaustivo, publicado en la prestigiosa revista Science Advances por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, confirma que la disparidad en la longevidad es un fenómeno biológico extendido. Los hallazgos sugieren que los hombres podrían tener vías para reducir esta brecha.

Las conclusiones revelan una marcada diferencia: mientras que en la mayoría de los mamíferos las hembras viven más tiempo, en las aves la tendencia se invierte. Los investigadores atribuyen esta dicotomía a la **composición cromosómica**. Las hembras de mamíferos, portadoras de dos cromosomas X (XX), disfrutan de una “salvaguarda genética” inherente que protege contra daños en el ADN. Los machos, por su parte, poseen un cromosoma X y uno Y (XY).
Esta protección adicional de los dos cromosomas X en las mujeres proporciona una defensa crucial contra mutaciones y errores genéticos. Los hombres, al depender de un único cromosoma X, carecen de esta capa de seguridad genética, haciéndolos más vulnerables a enfermedades hereditarias y al deterioro celular. La llamada “teoría del sexo heterogamético” subraya cómo la naturaleza, a través de la biología, otorga intrínsecamente a las mujeres una ventaja significativa en términos de longevidad.
Factores que Influyen en la Esperanza de Vida Más Allá de la Genética
Sin embargo, los científicos recalcan que la genética es solo una parte de la ecuación de la longevidad. Los hábitos y las decisiones personales tienen un impacto profundo en la salud y cuánto tiempo vivimos. Los **factores conductuales** también son cruciales: los hombres, en promedio, tienden a asumir mayores riesgos, a un mayor consumo de alcohol y tabaco, y a someterse a revisiones médicas con menor frecuencia. Estas conductas aumentan su vulnerabilidad y acortan su esperanza de vida. En definitiva, tener dos cromosomas X no asegura una vida excepcionalmente larga, ni tener uno Y predestina a una vida más corta; la suma de factores biológicos, conductuales y de estilo de vida es lo que realmente marca la diferencia.
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