Veterinario advierte sobre los peligros de compartir cama con tu perro.

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La profunda conexión entre humanos y perros se fortalece día a día, consolidando a nuestras mascotas como miembros esenciales de la familia. Vivimos una era donde la interacción, el cariño y el compartir espacios marcan la pauta de una relación humano-canina cada vez más enriquecedora. Sin embargo, el reconocido especialista en comportamiento canino, Alan Peiró, nos recuerda que este afecto debe ir de la mano con la consistencia y la responsabilidad. El objetivo principal, según Peiró, es “establecer pautas claras que aseguren el bienestar psicológico del animal”, priorizando su equilibrio emocional por encima de simples prohibiciones.


Una práctica que a menudo genera debate es la de permitir que nuestros perros compartan la cama con nosotros. Alan Peiró no descarta esta posibilidad de forma tajante, pero insiste en la necesidad de un enfoque sensato y equilibrado. Si bien algunos perros conviven pacíficamente sin manifestaciones de estrés o apego excesivo, otros pueden interpretar esta cercanía como una falta de límites. Peiró advierte que “el animal puede tener una percepción errónea de su lugar en el hogar”, lo que a largo plazo podría derivar en comportamientos no deseados. La clave está en conocer la personalidad individual de cada mascota para definir rutinas adecuadas.


Beneficios de Establecer Normas Claras para el Bienestar Canino

Para Alan Peiró, las normas no son un acto de castigo, sino una herramienta fundamental de comunicación. Establecer límites claros y consistentes es vital para el desarrollo de un perro seguro y feliz. Ejemplos sencillos como enseñar a esperar su comida o a respetar el espacio personal de los humanos fomentan la autodisciplina y la confianza. Como bien señala el especialista, “cuando el perro sabe lo que se espera de él, experimenta una mayor sensación de calma y protección”. Encontrar este equilibrio entre libertad y estructura es el camino hacia una convivencia armónica.

Cada familia tiene la potestad de definir sus propias reglas, siempre que prime la consistencia y la coherencia. La previsibilidad y el respeto mutuo son esenciales para evitar confusiones en el perro. Peiró, a través de sus populares contenidos en línea, anima a los tutores de mascotas a asumir su rol de guías responsables, promoviendo la idea de que “en tu entorno, establece las normas que consideres convenientes, pero asegúrate de que existan algunas directrices”.

En definitiva, demostrar afecto a un perro no significa ceder ante todas sus demandas. Compartir la cama o permitirle subirse a los muebles no es intrínsecamente negativo, siempre y cuando se mantenga una base de respeto mutuo. Las reglas no restan cariño, sino que lo fortalecen. Un perro con pautas claras, que se siente seguro y comprendido, será, indudablemente, un compañero más equilibrado y feliz.

OdL

aDB

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