Simbolismo cromático de las velas en altares de Muertos.

5 min. Lectura

El Día de Muertos es una de las tradiciones más emblemáticas y emotivas de México, una celebración ancestral que cobra vida y significado a través de la luz de las velas. Reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, su corazón late en el vibrante Altar de Muertos, donde cada elemento, desde las flores hasta las ofrendas, porta una carga simbólica profunda.

En medio del colorido espectáculo de las flores de cempasúchil y el aromático incienso del copal, un elemento resalta por su importancia crucial en la ofrenda: las veladoras. Estas, según la milenaria creencia popular, actúan como guías espirituales, trazando un camino luminoso que facilita el reencuentro entre el mundo de los vivos y el de quienes nos han dejado.


El Fuego Sagrado: Simbolismo del Fuego en la Ofrenda de Muertos

El acto de encender las velas en el altar no es solo una costumbre, sino un potente símbolo de la fe y la esperanza que nutren quienes extrañan a sus seres queridos. Cada llama crea un vínculo energético y emocional profundo, uniendo el reino de los vivos con el de los difuntos. Al colocar las veladoras, las familias mexicanas no solo honran la memoria de sus ancestros, sino que participan en un ritual sagrado destinado a propiciar un encuentro efímero pero significativo. En muchas regiones, la vela o veladora representa la propia chispa de vida del fallecido, manteniéndola latente y presente durante su visita en los días 1 y 2 de noviembre.

Altares Llenos de Luz: Disposición Estratégica de las Veladoras

La arquitectura de un altar de Día de Muertos se enriquece con la presencia de las veladoras, cuya cantidad y ubicación están cargadas de significado, variando según las tradiciones y el tamaño del altar. En su configuración más extendida, se dispõe una vela por cada alma que se espera recibir, convirtiendo cada luz en un homenaje individual y una bienvenida personalizada.


Adicionalmente, una disposición recurrente y llena de simbolismo es la formación de cuatro velas en cruz, representando los puntos cardinales. Esta orientación geométrica, según los entendidos, busca facilitar la llegada del alma en su peregrinaje, asegurando que pueda encontrar su camino hacia el altar sin importar su procedencia.

El espectro de colores de las velas también añade capas de significado a la ofrenda:

  • Las velas de color blanco suelen evocar la pureza, la inocencia y la luz divina.
  • El tono morado es un claro símbolo del período de duelo, el luto y el respeto por la memoria del difunto.
  • Las velas de colores más oscuros, como el negro, se utilizan para la protección espiritual y para alejar energías o entidades no deseadas.

Elementos Indispensables: Guía Completa de la Ofrenda de Día de Muertos

Más allá de las luminarias, la ofrenda o altar de Día de Muertos se compone de elementos vitales que representan los cuatro elementos de la naturaleza: agua, fuego, aire y tierra, cada uno con un propósito fundamental para la honra y el recibimiento de las almas. El agua se ofrece para mitigar la sed de las almas tras su largo viaje terrenal; la sal actúa como un elemento purificador indispensable.

La tierra se manifiesta de forma deliciosa a través del tradicional pan de muerto, la comida favorita de los difuntos, las frutas de temporada y, por supuesto, las inconfundibles flores de cempasúchil. Estas últimas, con su vibrante color naranja y su fragancia inconfundible, se emplean estratégicamente para trazar senderos que guían a los fallecidos directamente desde el camposanto hasta el corazón del hogar. Finalmente, el aire se representa de forma festiva y colorida con el papel picado, cuyas vibrantes tonalidades añaden una atmósfera de alegría y celebración al altar.

OdL

aDB

Comparte este artículo
No hay comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Salir de la versión móvil