Norma Irene de la Cruz, miembro destacado del Instituto Nacional Electoral (INE), ha subrayado la importancia crítica de mantener y fortalecer las Organizaciones Públicas Locales Electorales (OPLEs). Las considera pilares fundamentales para el funcionamiento de la democracia en México y para garantizar una representación equitativa a nivel federal.
Durante una entrevista en el programa “El Dedo en la Llaga” de Heraldo Radio, con Adriana Delgado, De la Cruz calificó como un ejercicio valioso el debate actual sobre el sistema electoral mexicano. Mencionó que, a más de diez años de la trascendental reforma electoral de 2014, que buscó una mayor colaboración entre el INE y los OPLEs, persisten dudas sobre las funciones específicas y la razón de ser de estas instituciones.
Hemos tenido dificultades para comunicar eficazmente a la ciudadanía y a nuestros representantes legislativos el trabajo que realizan los OPLEs y su relevancia para la democracia.
La consejera electoral explicó que mientras el INE se enfoca en tareas de alcance nacional, como la educación cívica, la ubicación de casillas, o la capacitación del personal electoral, las OPLEs desempeñan un rol insustituible en cada entidad federativa. Sus responsabilidades clave incluyen el registro de candidatos locales, la administración de financiamiento público para campañas, la producción de materiales electorales específicos de cada región y la implementación de mecanismos de participación ciudadana innovadores, tales como consultas locales y presupuestos participativos.
México: Un Mosaico de Sistemas Electorales
La idea de que una única entidad nacional pudiera gestionar la totalidad de los procesos electorales sería una quimera e impracticable, advirtió De la Cruz. Hizo hincapié en que México no se rige por un solo sistema electoral, sino por un conjunto dinámico de 33 sistemas interconectados: uno federal y 32 sistemas estatales. Cada uno de estos sistemas opera bajo su propio marco legal, cuenta con su propio tribunal electoral y su propia fiscalía especializada en delitos electorales.
La consejera también desestimó la eliminación de los OPLEs como una medida de ahorro, calificándola de “solución simplista”. Argumentó que centralizar toda la compleja logística electoral en la Ciudad de México podría, de hecho, disparar los costos operativos y mermar significativamente la eficiencia en la organización de los comicios a lo largo y ancho del territorio nacional.
Si todo se gestionara desde un único punto central, como la Ciudad de México, se complicaría la adquisición de insumos y la distribución a estados tan distantes como Chihuahua, generando una cadena logística mucho más costosa y compleja.
Además, De la Cruz enfatizó que las OPLEs son cruciales para adaptar los procesos electorales a las realidades sociales, políticas y geográficas únicas de cada estado. Esta adaptabilidad es vital para el éxito de la jornada electoral.
La complejidad de organizar elecciones en un estado con una extensión y número de municipios reducido, como Colima con apenas diez municipios, no se puede comparar con la logística requerida en un estado extenso como Veracruz, que supera los 200 municipios.
Para concluir, la consejera reconoció áreas de oportunidad para la mejora continua del sistema electoral mexicano, especialmente en lo referente a la innovación tecnológica y la optimización de la gestión administrativa. No obstante, reiteró con firmeza que cualquier reforma o ajuste debe priorizar la salvaguarda de los principios democráticos fundamentales de participación ciudadana y la confianza pública que sustentan el modelo actual.
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