La relevancia y aplicación de un calendario de adviento.

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Descubre la Fascinante Historia de los Calendarios de Adviento: Un Viaje de la Tradición a la Modernidad

La llegada de diciembre trae consigo una oleada de entusiasmo y la inconfundible presencia de los calendarios de adviento. Estos ingeniosos objetos se han convertido en un ritual popular para quienes esperan con ansias la celebración del nacimiento de Jesús, marcando día a día los instantes previos a la Navidad.

Aunque su popularidad actual pueda sugerir una antigüedad milenaria, la historia de los calendarios de adviento es, sorprendentemente, más reciente de lo que muchos imaginan. Se dice que en pleno siglo XIX, una devota mujer protestante de Múnich ideó este sistema para poner fin a las incesantes preguntas sobre los días restantes para la Navidad.

Más allá de esta entrañable anécdota, existe una conexión innegable entre la práctica del adviento y las tradiciones protestantes. Sin embargo, rastreando más atrás en el tiempo, ya en el siglo IV después de Cristo, se practicaba una forma de vigilia. Esta costumbre, si bien diferente en su duración y propósito, culminaba en febrero, coincidiendo con la celebración de la Candelaria o Epifanía, un momento clave para la administración del bautismo a los nuevos creyentes del cristianismo.

Durante la Edad Media, en el corazón de Alemania, se extendió una arraigada costumbre: encender una vela por cada uno de los veinticuatro días que precedían a la Navidad. Esta práctica, aunque hermosa, resultaba económicamente desafiante y de difícil acceso para la mayoría de la población. Como respuesta a esta limitación, en el siglo XVI, la tradición evolucionó. El número de velas se redujo a cuatro, una por cada domingo previo a la Navidad, simbolizando los pilares fundamentales de la temporada: la esperanza, la paz, la alegría y el amor.

El Nacimiento de la Versión Moderna del Calendario de Adviento

La versión contemporánea de esta venerable tradición vio la luz en la década de 1920. Fue Gerhard Lang, un perspicaz editor e hijo de una madre que creaba sus propios calendarios para la época festiva, quien dio vida a los primeros ejemplares comerciales de este tipo.

Lang compartió la inspiración detrás de su creación: su madre solía colocar una galleta por cada día del adviento. Esta dulce práctica le llevó a concebir el diseño icónico de las pequeñas puertas que hoy conocemos y amamos. En sus inicios, algunos impresores añadieron un toque espiritual, incluyendo fragmentos de la Sagrada Escritura tras cada solapa, enriqueciendo la experiencia devocional.

Esta hermosa tradición alemana se vio truncada temporalmente por las restricciones de suministro de papel impuestas durante el régimen de Adolfo Hitler. No obstante, encontró un resurgimiento gracias a los soldados estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, quienes la reintrodujeron y la llevaron posteriormente al continente americano, expandiendo su alcance.

La década de 1950 marcó un punto de inflexión en la popularidad de los calendarios de adviento. Fue entonces cuando se generalizó la inclusión de dulces y chocolates, añadiendo un elemento de sorpresa y deleite para niños y adultos. Hoy en día, esta costumbre ha conquistado a una audiencia global, con una notable aceptación en México y otras latitudes. Las versiones modernas ofrecen una diversidad asombrosa, desde aquellas que mantienen un fuerte tinte religioso o espiritual hasta las que se inspiran en populares programas de televisión y películas, demostrando la increíble adaptabilidad y perdurabilidad de esta tradición.

aDB

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