Hallazgo vulcanológico en luna joviana con contribución universitaria.

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Hallazgo Revolucionario: Astrónomo Mexicano Descubre Siete Volcanes en Ío con Tecnología de Vanguardia

Un logro científico sin precedentes ha surgido desde el Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, donde el astrónomo mexicano Joel Sánchez Bermúdez lideró un equipo internacional en la identificación y descripción de siete nuevos volcanes en Ío, la luna de Júpiter conocida por su inigualable actividad volcánica en nuestro sistema solar. Este descubrimiento no solo expande nuestro conocimiento sobre este fascinante mundo, sino que también consolida la posición de México en la vanguardia de la investigación astronómica global.

La investigación, que contó con la invaluable colaboración de prestigiosas instituciones como la University of California, Berkeley, el Space Telescope Science Institute, el California Institute of Technology, el Large Binocular Telescope Observatory y el Royal Institute of Technology, ha permitido desvelar detalles hasta ahora inéditos sobre la geología dinámica de Ío.

Ío: Un Mundo de Fuego y Dinamismo Geológico

Ío, la tercera luna más grande de Júpiter con un diámetro de 3,600 kilómetros, es un espectáculo geológico en sí misma. Su intensa actividad volcánica se explica principalmente por la sincronización orbital con otras de sus lunas, generando poderosas fuerzas de marea que calientan su interior. Para desentrañar los secretos de su superficie ígnea, el equipo se valió de la potencia del Telescopio James Webb (JWST) y una innovadora técnica de interferometría.

La interferometría, un método de medición que utiliza la interferencia de ondas para determinar con precisión distancias, movimientos y vibraciones, fue crucial para obtener imágenes de alta resolución de Ío.

Deconvolución y Redes Neuronales: Las Herramientas Clave del Descubrimiento

La clave para el éxito de esta investigación residió en la aplicación de una técnica pionera desarrollada por Sánchez Bermúdez y su equipo: la “deconvolución” asistida por redes neuronales. Estas redes de inteligencia artificial, capaces de aprender y reconocer patrones en imágenes, fueron fundamentales para reconstruir la topografía de Ío con un detalle nunca antes visto.

El estudio de Ío presenta desafíos únicos, ya que su tamaño es comparable al campo de visión del interferómetro, lo que limita la efectividad de los métodos de reconstrucción de imágenes convencionales. Ante esta dificultad, el equipo innovó al emplear redes neuronales para recomponer la imagen de la superficie de esta luna volcánica.

La integración de datos de observación directa con sofisticadas metodologías de simulación y análisis permitió no solo la identificación de los siete focos volcánicos activos, sino también la caracterización de sus zonas de alta temperatura y sus manifestaciones eruptivas. Además, se obtuvieron valiosos datos sobre el tamaño de otras características superficiales, como áreas de emisión volcánica y posibles depósitos de dióxido de azufre.

El Futuro de la Observación Espacial: Interferometría y México

La perspectiva que abre este descubrimiento es inmensa. Como señaló el propio Sánchez Bermúdez, “Es probable que las futuras expediciones espaciales incorporen interferómetros en lugar de telescopios unitarios como el James Webb. Esta es una perspectiva muy prometedora; la interferometría espacial ofrece ventajas que no podemos obtener desde la Tierra”.

Este avance científico, impulsado por la colaboración internacional y la genialidad mexicana, marca un antes y un después en la exploración de cuerpos celestes y promete abrir nuevas fronteras en la comprensión de nuestro sistema solar y más allá.

aDB

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