La Ciudad de México se viste de gala para celebrar el Día de Muertos 2025 con una deslumbrante exhibición de color, fantasía y profunda herencia cultural. El epicentro de esta celebración, accesible para todos, se encuentra en el emblemático Paseo de la Reforma, donde una espectacular colección de alebrijes monumentales transforma la avenida en un vibrante lienzo artístico.
Este evento anual ofrece una experiencia inolvidable para quienes buscan la perfecta armonía entre tradición mexicana, espacios urbanos de gran escala y arte contemporáneo. Más allá de ser meros espectadores de esculturas monumentales y fantásticas, los asistentes son invitados a sumergirse en la atmósfera festiva y a formar parte de la celebración colectiva del Día de Muertos, un emotivo homenaje a la memoria que se vive con alegría, cromatismo y profunda unidad.
El pasado 18 de octubre, el corazón de la capital latió al ritmo del Desfile y Concurso de Alebrijes Monumentales, que en su decimoséptima edición presentó 214 obras monumentales, creadas por talentosos artesanos de diversas regiones de México. Esta majestuosa caravana artística inició su recorrido en el histórico Zócalo de la Ciudad de México, avanzó por la calle 5 de Mayo, la Avenida Juárez, cruzó la emblemática Alameda Central y concluyó su marcha en el icónico Ángel de la Independencia.
¿Dónde admirar los Alebrijes Monumentales en la Ciudad de México?
Una vez concluido el desfile, estas impresionantes obras de arte popular se transformaron en una exhibición al aire libre de gran formato, estratégicamente dispuestas en los camellones de Paseo de la Reforma. La exposición se extiende desde el majestuoso Ángel de la Independencia hasta la vanguardista Estela de Luz, ofreciendo a los ciudadanos y turistas la oportunidad de admirarlas las 24 horas del día. Estarán disponibles para el disfrute público desde el 18 de octubre hasta el 9 de noviembre de 2025.
La invitación es universal: Paseo de la Reforma se erige como una galería urbana de acceso gratuito, sin necesidad de registro ni entrada, pensada para que familias, locales y visitantes internacionales puedan deleitarse con el arte popular mexicano mientras recorren una de las arterias más importantes de la metrópoli.
Si bien la exposición es visible a cualquier hora, se recomienda especialmente una visita al atardecer o durante la noche para experimentar la magia de las esculturas bajo la iluminación escénica y capturar fotografías verdaderamente memorables. Dado que es un paseo al aire libre, es prudente vestirse cómodamente, llevar calzado adecuado, mantenerse hidratado y, por supuesto, no olvidar la cámara fotográfica o el teléfono móvil con batería suficiente para inmortalizar a sus criaturas fantásticas favoritas.
¿Qué son los Alebrijes?
Los alebrijes son fascinantes creaciones artesanales que dan vida a seres fantásticos, producto de la fusión de elementos de criaturas diversas, tanto del mundo real como de la imaginación más desbordante. Se caracterizan por su explosión de colores vibrantes, formas oníricas y una minuciosa atención al detalle. Estas maravillosas esculturas a menudo presentan seres con apéndices como alas, colas, cuernos, garras, o combinaciones faciales extraordinarias, haciendo de cada pieza una obra de arte única, nacida de la fantasía pura de su creador.
La historia de los alebrijes se remonta a la década de 1930 en la Ciudad de México, de la mano del genial Pedro Linares López, un maestro cartonero del barrio de La Merced. La leyenda cuenta que, durante un periodo de convalecencia, Pedro tuvo un sueño revelador en un bosque encantado, habitado por animales extraños que emitían el sonido recurrente de “¡alebrijes!”.
Al despertar, inspirado por esta visión onírica, Linares comenzó a plasmar estas entidades fantásticas a través de la técnica de la cartonería, utilizando papel, adhesivos y vibrantes pigmentos. Así nacieron los primeros alebrijes, que rápidamente cautivaron por su originalidad y policromía deslumbrante. Con el tiempo, esta técnica artesanal se diseminó por el país, alcanzando gran relevancia en Oaxaca, donde artesanos zapotecas adaptaron el arte al tallado de la madera de copal.
Los alebrijes oaxaqueños se distinguen por sus detallados motivos geométricos y una paleta de colores intensa, reflejando la rica cosmovisión indígena y un profundo respeto por la naturaleza. Cada región ha infundido su esencia creativa, aportando un sello distintivo a esta expresión artística, sin perder la chispa original que los define. Los materiales comúnmente empleados incluyen cartón, papel maché, alambre o madera, y sus dimensiones pueden variar enormemente, desde pequeñas piezas hasta imponentes estructuras monumentales de varios metros de altura.
Más allá de su innegable impacto visual, los alebrijes ostentan un profundo valor cultural. Son la personificación de la inventiva del arte popular mexicano y el poder ilimitado de la imaginación humana. Además, simbolizan el mestizaje del país, al integrar en una sola obra elementos de origen indígena, criollo y contemporáneo. Cada figura se convierte en un espejo de los anhelos, las preocupaciones y las aspiraciones del artesano que le da vida. A menudo, se interpreta que estas criaturas fantásticas son un puente entre el mundo terrenal y el espiritual.
Hoy en día, los alebrijes son indiscutiblemente iconos globales del folclore artístico de México. Embellecen museos, exposiciones y festivales alrededor del mundo, y desempeñan un papel crucial en celebraciones tan importantes como el Día de Muertos, donde su singularidad y deslumbrante apariencia realzan las ofrendas y las ricas tradiciones mexicanas.
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