El arte fatídico del Museo Nacional de San Carlos.

Ioseph
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El Beso de la Muerte: Un Fascinante Viaje a las Costumbres Funerarias del Siglo XIX

Sumérgete en la exposición “El Beso de la Muerte. Representaciones mortuorias en el arte y la cultura visual del siglo XIX” en el Museo Nacional de San Carlos. Descubre las profundas y a menudo sorprendentes maneras en que la sociedad mexicana del siglo XIX abordaba la mortalidad, el duelo y la memoria de sus seres queridos. Esta muestra inmersiva te llevará a comprender la evolución de nuestra percepción ante la muerte.

Un Retrato Detallado de las Costumbres Funerarias del Siglo XIX

Con más de cien piezas que incluyen pinturas, esculturas, grabados, fotografías, libros e incluso títeres, la exposición ofrece una visión completa de las prácticas funerarias y de duelo del siglo XIX. El curador, Luis Alberto Gómez Mata, señala la importancia de esta exhibición para contrastar la intensidad emocional de la época, donde sentimientos como el duelo y la nostalgia eran vividos de forma más pronunciada, incluso influyendo en celebraciones como el Día de Muertos.

La muestra se organiza en cuatro secciones temáticas clave, guiando al visitante a través de la producción artística, visual y literaria que define la relación de la época con la mortalidad. Podrás admirar obras de renombrados artistas como Josefa San Román y Tomás Mondragón, así como el impactante legado de José Guadalupe Posada, Manuel Manilla, Julio Ruelas, Germán Gedovius y Roberto Montenegro. Las fotografías de Romualdo García y Juan de Dios Machain, junto a las esculturas de Arnulfo Domínguez Bello, Enrique Guerra y Manuel Vilar, enriquecen esta perspectiva histórica.

Las Cuatro Profundas Facetas de la Muerte en el Siglo XIX

La exposición se estructura en cuatro núcleos temáticos que invitan a la reflexión y al descubrimiento:

1. La Antesala de la Muerte: La Enfermedad como Presagio Ineludible

En el siglo XIX, la enfermedad era a menudo un presagio directo de la muerte. Sin los avances médicos actuales, la salud era precaria y las dolencias comunes llevaban a un rápido desenlace. Esta sección recrea la vulnerabilidad y la fragilidad de la vida ante las enfermedades, un recordatorio crudo de la realidad sanitaria de la época.

2. Cara a Cara con la Muerte: Reflexiones sobre la Efímera Existencia

Inspirada en el concepto del memento mori, esta sección examina la universalidad de la muerte como destino final. Las obras presentadas nos confrontan con la fugacidad de la vida y la omnipresencia de la muerte, invitando a meditar sobre nuestra propia mortalidad y el valor de la existencia.

3. La Muerte Retratada: Expresiones de Amor y Perpetuación de la Memoria

Esta sección explora prácticas que hoy podrían parecernos impactantes, pero que en el siglo XIX eran actos de profundo amor y preservación de la memoria. Se exhiben fotografías y obras de arte que capturaron a los fallecidos, especialmente a niños. El curador destaca cómo retratar a un ser querido fallecido era, en muchos casos, la única forma de conservar un recuerdo tangible de su paso por la vida.

“Hoy nos podría parecer escalofriante la práctica de retratar a los niños muertos, pero en el siglo XIX significaba la única oportunidad de llevarse un registro o una memoria de que el fallecido había pasado por esta vida.”

4. Los Lugares de la Memoria: Rituales y Expresiones del Duelo y la Pérdida

La última sección se centra en los rituales y expresiones del duelo. Las esculturas funerarias cobran protagonismo, reflejando cómo las personas afrontaban la pérdida de seres queridos y los rituales que se desarrollaban tras un fallecimiento. Se analizan las diversas maneras en que se honraba y recordaba a los ausentes, creando espacios para el duelo y la memoria colectiva.

“En este apartado predominan las esculturas funerarias, las cuales reflexionan sobre cómo las personas enfrentaban la muerte de un ser querido. Es un núcleo que busca pensar cuáles eran los rituales que se realizaban luego de la muerte de una persona.”

Además, la exposición presenta el estricto vestuario de luto de las viudas, conocido como “plañideras”, que incluía vestidos negros, paraguas, guantes y sombreros, así como objetos personales como guardapelos, postales conmemorativas y pulseras tejidas con cabello. Estos elementos, hoy en día enigmáticos, eran herramientas esenciales en el siglo XIX para mantener vivo el recuerdo de los difuntos.

La exposición “El Beso de la Muerte. Representaciones mortuorias en el arte y la cultura visual del siglo XIX” estará abierta al público hasta el 29 de marzo de 2026, ofreciendo una oportunidad única para comprender la historia de la mortalidad en México.


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