México, tierra de refugio: del exilio español a la migración venezolana

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México: Refugio y Hogar en Dos Oleadas Migratorias Históricas

México ha consolidado una noble tradición de hospitalidad, acogiendo a dos grupos significativos de migrantes separados por ocho décadas: los exiliados españoles tras la Guerra Civil y los venezolanos en tiempos recientes. Ambas comunidades han encontrado en el país un espacio seguro para rehacer sus vidas, lleno de oportunidades y donde han logrado echar raíces profundas. Desde los más de 25,000 republicanos españoles que llegaron entre 1939 y 1942, hasta los más de 52,000 venezolanos registrados por el INEGI en 2020 (con cifras estimadas que superan los 97,000), la práctica del asilo en México se erige como un pilar de solidaridad, integración y desarrollo.

Historias de Vida: Un Puente entre Generaciones

Cada cifra estadística representa un universo de experiencias personales. En 1942, una niña asturiana de nueve años, junto a su madre y hermanos, abordó un barco en Marsella huyendo de una guerra que lamentablemente había arrebatado la vida a su padre. Ochenta años después, un niño venezolano de cinco años aterrizaba en la Ciudad de México, escapando de una crisis económica y social que había marcado a su generación. A pesar de las evidentes diferencias temporales y contextuales, ambos encontraron en México una tierra fértil para su futuro.

El Legado del Asilo: La España Republicana en México

La vocación de acogida de México se manifestó de manera ejemplar al finalizar la Guerra Civil Española. Mientras muchas naciones cerraban sus fronteras ante los más de medio millón de españoles que huían del régimen franquista, México se distinguió por abrir sus puertas de par en par. Bajo el visionario mandato del presidente Lázaro Cárdenas, el país implementó una política de asilo político a gran escala, transformándose en un destino vital para miles de refugiados españoles.

En sintonía con su profunda filosofía humanitaria, el presidente Cárdenas impulsó la creación de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles, facilitando la llegada y el establecimiento de más de 25,000 refugiados entre 1939 y 1942.

Figuras Clave: Gilberto Bosques y la Humanidad en Tiempos de Guerra

Figuras notables como Gilberto Bosques, un diplomático mexicano apodado con justicia el “Schindler mexicano”, desempeñaron un papel crucial en este proceso migratorio. Desde su consulado en Marsella, Bosques otorgó miles de visas y salvoconductos a personas perseguidas por el nazismo y el franquismo, llegando incluso a alquilar castillos para alojar y proteger a familias antes de su crucial traslado a América.

Ultra González, una exiliada española de 92 años, comparte su conmovedor testimonio sobre cómo el gobierno mexicano se encargó de su bienestar, alquilando un castillo en Marsella como refugio temporal y contando con el inestimable apoyo del embajador Gilberto Bosques.

Tras un arduo viaje de más de un mes, Ultra arribó a México, país que se convertiría en su nuevo y próspero hogar. Ella recuerda la calurosa bienvenida y su primera comida, un plato de arroz con chicozapote, una fruta que a su madre le pareció singular para el postre. Ese instante marcó su primer e inolvidable contacto con una cultura vibrante y diferente.

Viajaron en tren hacia la capital, maravillándose con los paisajes y siendo recibidos por rostros amables que les auguraban un futuro prometedor. Se instalaron en un hotel costeado por el Partido Republicano, donde comenzaron la ardua pero esperanzadora tarea de reconstruir sus vidas.

Ultra expresa con profunda gratitud: “México me lo dio todo: educación, trabajo, amigos. Estudié en el Colegio Madrid, con maestros españoles y mexicanos, y nunca sentí rechazo. Aquí formé mi familia. Para mí, México es mi nación”. En la habitación donde reside, una fotografía amarillenta evoca la memoria de su padre, cuya vida fue truncada por la guerra.

Miles de familias españolas encontraron en México no solo alojamiento, sino también empleo y oportunidades educativas de primer nivel. Según datos de El Colegio de México, más del 40% de los exiliados españoles se dedicaron a la enseñanza y la edición, fundando instituciones educativas y editoriales que dejaron una huella imborrable en el desarrollo cultural y académico del país.

La Nueva Ola Migratoria: Venezolanos Buscando un Futuro

Ocho décadas después, México renueva su compromiso como refugio, esta vez para miles de venezolanos que, al igual que los republicanos de antaño, buscan desesperadamente estabilidad y un futuro próspero para sus familias.

De acuerdo con el INEGI, en 2020 residían en México 52,948 personas nacidas en Venezuela. Sin embargo, estimaciones recientes de ACNUR y R4V sugieren que la cifra real podría superar las 100,000 personas. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) registró 79,518 solicitudes de asilo en 2024, siendo Venezuela uno de los principales países de origen. La mayoría de estos migrantes se concentra en la Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Quintana Roo y Querétaro, estados donde muchos han logrado encontrar oportunidades, aunque aún persisten importantes desafíos en materia de integración y acceso a empleos formales.

Un Nuevo Comienzo en la Ciudad de México

Leonardo Paparoni, quien llegó a la Ciudad de México a los cinco años, relata que la difícil situación económica y política en Venezuela fue el detonante para la decisión de su familia de migrar. Su proceso de adaptación fue sorprendentemente rápido, y no tardó en adoptar el acento mexicano, integrándose plenamente a la cultura local.

A pesar de su exitosa adaptación, la nostalgia de su infancia estuvo marcada por las constantes llamadas a su país natal y la rica mezcla de gastronomía. Leonardo comenta: “Seguimos conservando nuestras tradiciones venezolanas, sobre todo en casa, pero también incorporamos mucho de México en nuestra vida diaria”.

Leonardo, quien actualmente cursa Ingeniería Industrial y de Sistemas, reconoce y valora profundamente la hospitalidad mexicana y la notable ausencia de discriminación. Sin embargo, es consciente de que no todas las familias inmigrantes cuentan con el mismo nivel de apoyo y respaldo.

Avances y Desafíos en la Integración Migratoria

Los datos oficiales revelan tanto avances significativos como desafíos persistentes en la integración de refugiados en México. La COMAR registró 79,518 solicitudes de asilo en 2024, con una tasa de reconocimiento superior al 60%, una de las más altas de toda Latinoamérica. México se consolida como un destino prioritario para la protección internacional, facilitando el acceso a la educación y al empleo. No obstante, aún existen obstáculos para lograr una plena integración laboral y para la obtención de documentos definitivos.

Leonardo valora la flexibilidad del Estado mexicano en la concesión de permisos laborales, pero sugiere importantes mejoras en la calidad del empleo a medida que la economía del país continúa recuperándose. Asimismo, enfatiza la necesidad de mantener un equilibrio entre la apertura a quienes buscan refugio y la seguridad nacional, estableciendo parámetros claros sin cerrar las puertas a quienes huyen de la persecución.

Su reflexión aborda una preocupación común en la actualidad: cómo mantener políticas humanitarias robustas sin comprometer la seguridad nacional. Si bien algunos sectores asocian el aumento migratorio con un incremento de la inseguridad, la evidencia empírica no respalda una relación directa y causal. Informes de seguridad pública no reportan incrementos delictivos atribuibles a la población extranjera, y estudios sobre la percepción ciudadana a menudo muestran una vinculación errónea entre migración y riesgo. Estos hallazgos subrayan la urgente necesidad de fortalecer la información pública veraz y promover políticas de integración efectivas.

A pesar de los desafíos inherentes a cualquier proceso migratorio, Leonardo destaca el profundo sentimiento de pertenencia que México le ha brindado. La adquisición de la nacionalidad mexicana representa para él una certeza fundamental sobre su lugar de residencia y desarrollo profesional a largo plazo.

Aunque mantiene vivas sus costumbres venezolanas, su identidad se ha fusionado de manera orgánica con la mexicana: “Por más que nací en Venezuela, llevo tres cuartas partes de mi vida aquí. México es mi casa”.

Ultra González comparte un sentimiento de arraigo similar: “Hoy, para mí, México representa todo. Me representa hasta mi país, porque yo pudiendo irme a vivir a España, no lo quiero. Yo me quiero quedar aquí. Para mí México es mi nación”.

A diferencia de Leonardo, ella nunca sintió la necesidad de tramitar la nacionalidad mexicana. “No me hizo falta nunca. Yo estudié, trabajé y formé mi vida aquí”.

Para Leonardo y Ultra, México ha sido mucho más que un refugio temporal; ha sido un hogar que les ofreció calidez humana, oportunidades de crecimiento y una completa integración social y cultural. Provenientes de contextos históricos y geográficos muy distintos, ambos coinciden en que la hospitalidad mexicana y el profundo sentido de pertenencia han transformado su exilio en una nueva y enriquecedora identidad.

Desde los barcos que trajeron a los republicanos españoles hasta los vuelos que transportan a los venezolanos de hoy, el espíritu de acogida de México permanece inquebrantable: abre sus brazos al mundo. En estas tierras, el asilo se convierte en un verdadero hogar. Más allá de la nacionalidad, quienes buscan refugio en México se sienten parte integral de la nación. En un mundo cada vez más marcado por los muros y las divisiones, México preserva con orgullo una tradición humanitaria que trasciende gobiernos, fronteras y generaciones. Ser tierra de asilo es más que una política de Estado; es un rasgo identitario fundamental de su carácter.

aDB

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