El titular de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México, César Cravioto, ha anunciado una exhaustiva investigación en curso para identificar a los responsables de los actos vandálicos y robos ocurridos durante la manifestación del 2 de octubre. Estos lamentables incidentes dejaron un saldo de 94 agentes de policía heridos y cuantiosos daños materiales. Cravioto ha enfatizado la colaboración interinstitucional entre la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México para garantizar que los perpetradores enfrenten las consecuencias legales.
En defensa de la estrategia gubernamental, Cravioto subrayó la importancia de la contención pacífica. “Comprendemos las críticas sobre nuestra decisión de no confrontar directamente a los manifestantes, pero somos plenamente conscientes de las graves repercusiones que una intervención violenta podría haber desencadenado en la ciudad. Esa no es la vía que seguiremos”, declaró.
Durante una entrevista exclusiva concedida a Maca Carriedo para el programa Maca Diario en El Heraldo Radio, perteneciente a El Heraldo Media Group, el funcionario explicó detalladamente el protocolo implementado: la prioridad fue evitar el enfrentamiento directo con los asistentes a la marcha. Una observación clave durante el evento fue el inusual aumento del “bloque negro”, un grupo que típicamente se caracteriza por su menor número, pasando de 30-40 individuos a una cifra estimada entre 350 y 400. Esta discrepancia, según Cravioto, llevó a la firme conclusión de que el evento había sido premeditado y orquestado como una clara provocación.
Cravioto rememoró el momento decisivo: “Al observar cómo comenzaron a forzar la entrada de negocios en el Eje Central, nos quedó claro que sus intenciones iban mucho más allá de una protesta pacífica”.
El secretario detalló que la ola de violencia no se limitó a la agresión contra las fuerzas de seguridad. Se registraron severos daños a la propiedad, afectando vehículos y establecimientos comerciales. Los robos se extendieron a negocios de alto valor, incluyendo joyerías y farmacias, además de supermercados. El uso de artefactos incendiarios, como bombas molotov, fue otra de las graves infracciones cometidas.
Actualmente, se encuentra en proceso la cuantificación precisa de la mercancía sustraída para determinar el impacto económico total de los robos. El gobierno de la Ciudad de México ha asegurado que se brindará el apoyo necesario a los afectados.
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