En el fascinante universo de la astrología, el resentimiento no siempre surge de un afán de venganza. Más bien, es la manifestación de las profundas cicatrices que determinadas vivencias dejan en la psique de los signos del zodiaco. Mientras que algunos individuos poseen una asombrosa facilidad para el perdón, otros transitan un largo y arduo camino de sanación. Aquellos propensos a albergar rencor suelen destacar por una considerable sensibilidad, a menudo combinada con un marcado sentido de la justicia o una fuerte necesidad de control. Esto les dificulta enormemente pasar por alto aquello que perciben como una injusticia o una traición a la lealtad.

Cuando se sienten lastimados por alguien, estos signos zodiacales adoptan una actitud defensiva, protegiendo su vulnerabilidad tras un velo de silencio o una marcada distancia. No es que olviden, sino que su mente y espíritu se dedican a desentrañar las raíces de su aflicción. Solo cuando sienten que han asimilado completamente la lección aprendida, logran liberarse de esa pesada carga.

LOS HORÓSCOPOS MÁS PROPENSOS AL RESENTIMIENTO
Virgo: Bajo la influencia de Mercurio, Virgo registra cada detalle de una ofensa. Aunque no exteriorice su descontento de inmediato, rumia los acontecimientos hasta percibir una fractura irreparable en la confianza. Su resentimiento es sutil, meditado y se nutre de la lógica: si alguien falla una vez, la probabilidad de recuperar su aprobación es mínima.
Tauro: Con su innata terquedad y un orgullo considerable, Tauro no perdona a la ligera, pues valora la fidelidad por encima de todo. Cuando su confianza es traicionada, su reacción natural es el aislamiento y el mantenimiento de una distancia considerable. Su resentimiento es profundo pero perdurable; no busca venganza, sino que simplemente cierra la puerta a quienes le han causado dolor.
Escorpio: Reconocido por su intensidad y la profundidad de sus emociones, Escorpio se sitúa a la vanguardia en cualquier ranking de resentimiento. Su memoria emocional es extraordinariamente potente y, ante una traición, puede guardar rencor durante años. Su proceso de sanación implica una profunda transformación interna, pero mientras esta no se completa, su energía se mantiene en un estado de alerta constante, reviviendo cada herida con una mezcla de dolor y dignidad.
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