Árbol Quimera: Salvando especies en peligro con un tronco multifrutal.

Ioseph
4 min. Lectura

Descubre el fascinante “árbol Frankenstein”, una creación artística y botánica que fusiona arte, biología y conservación. Este singular ejemplar, obra del artista y profesor Sam Van Aken, es capaz de dar vida a hasta 40 variedades de frutas distintas en un único tronco. Su propósito va más allá de la estética: es un proyecto vital para la salvaguarda de especies frutales ancestrales que corren peligro de extinción.

El concepto detrás del Tree of 40 Fruit (Árbol de 40 Frutas) es, según Van Aken, “materializar algo estéticamente agradable, pero que a la vez tuviera una función práctica”. Este ambicioso proyecto se erige como un método innovador para la **conservación de especies frutales** que ya no forman parte de la agricultura comercial moderna.


El Árbol Frankenstein: Una Maravilla Botánica que Florece en Primavera

La historia de esta prodigiosa planta se inició en 2008. Sam Van Aken, docente de arte en la Universidad de Siracusa, se propuso un desafío al enterarse del inminente cierre de una granja experimental que albergaba más de 250 variedades de frutas de hueso tradicionales. Ante la amenaza de perder este valioso patrimonio genético, Van Aken recurrió a una antigua técnica hortícola: el injerto.

El proceso de creación de cada árbol es meticuloso y prolongado, pudiendo extenderse entre cinco y ocho años. El artista va incorporando anualmente nuevas ramas al tronco principal. Las especies seleccionadas pertenecen mayoritariamente al género Prunus, que incluye una rica diversidad de frutas como duraznos, ciruelos, cerezos, nectarinos, almendros y albaricoques. “A lo largo de la primavera, el árbol se engalana con una profusión de flores rosadas, blancas y púrpuras; y durante el verano, cada una de las ramas ofrece un tipo de fruta distinto”, explica Van Aken en su sitio web oficial, Treeof40Fruit.com.

La Fusión Artística y la Preservación Biológica del Árbol Frankenstein

El “árbol Frankenstein” no es solo una pieza de arte visualmente impactante, sino también un valioso **reservorio genético viviente**. A través de sus injertos, este árbol acoge especies de frutas que han sido marginadas de la agricultura comercial, desplazadas por cultivos de mayor rentabilidad o mejor adaptación a las exigencias del mercado.

“Cada ramificación representa una narrativa, una variedad que estuvo al borde de la desaparición. Mi propósito es salvaguardar la riqueza de la diversidad agrícola a través de una manifestación artística”, subraya Van Aken, cuyas declaraciones han sido recogidas por prestigiosas publicaciones como National Geographic. Hoy en día, diversas instalaciones de esta obra de arte viva se exhiben en museos, centros educativos y espacios públicos, promoviendo la conciencia sobre la importancia de la biodiversidad agrícola.


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