Abrumado y desorientado

Ioseph
8 min. Lectura

TDA y Ansiedad: Una Batalla Silenciosa con Impacto Social

El Trastorno por Déficit de Atención (TDA) y la ansiedad, a menudo percibidos como entidades separadas, pueden entrelazarse de manera profunda, creando un complejo desafío para quienes los experimentan. Este artículo explora las realidades de quienes conviven con estas condiciones, abordando el retraso en el diagnóstico, la necesidad de adaptaciones constantes y el peso del estigma social.

Entendiendo el TDA y la Ansiedad: Más Allá de las Definiciones

A primera vista, el Trastorno por Déficit de Atención (TDA), caracterizado por la falta de atención o la impulsividad, y la ansiedad, una preocupación desproporcionada ante situaciones no amenazantes, parecen mundos aparte. Sin embargo, para muchos, como Karen Alexa García y María Juliette Hernández, ambos trastornos forman parte de su día a día, generando un torbellino de dificultades.

La Infancia Marcada por la Distracción y la Preocupación

Desde una temprana edad, Karen experimentaba un mundo en constante movimiento. La necesidad de explorar el entorno la alejaba de las lecciones escolares, no por rebeldía, sino por una mente inquieta. Al caer la noche, su imaginación se desbordaba, creando escenarios apocalípticos que desembocaban en un miedo paralizante a dormir. La falta de descanso alimentaba una frustración creciente, marcando el inicio de una vida de adaptaciones.

La Asistencia Médica: Un Diagnóstico Tardío

El camino hacia un diagnóstico claro fue largo. En la infancia, las evaluaciones solían simplificar la situación a “niña inquieta”, y se intentaron “soluciones” como suplementos nutricionales para abordar una supuesta hiperconcentración en tareas de interés. Esta situación no es aislada; el TDAH, condición estrechamente relacionada, es considerado “infra-diagnosticado”, especialmente en América Latina.

Descubriendo las Causas del Caos: El Diagnóstico Universitario

Fue en la universidad donde los indicios se volvieron más claros. Un examen psicométrico reveló problemas de concentración y ansiedad. Tras un proceso de evaluación psicométrica, pruebas específicas para TDAH y profundización por parte de psicólogos clínicos, un psiquiatra finalmente identificó la causa raíz: a los 20 años, Karen fue diagnosticada con Trastorno por Déficit de Atención sin hiperactividad (TDA) y ansiedad asociada.

La psicóloga sistémica Mariana Gutiérrez confirma que la coexistencia de TDA y ansiedad es común, ya que ambas condiciones comparten dificultades en la concentración y la impulsividad. Además, destaca que la ansiedad puede agravar los síntomas del TDA.

Una Vida de Adaptaciones Constantes

El trayecto académico de Karen ha estado salpicado de desafíos: desde la pérdida recurrente de materiales escolares hasta la amenaza de repetir año por bajas calificaciones. Olvidar exámenes finales, incluso en la universidad, se convirtió en una dolorosa realidad.

La búsqueda de un tratamiento efectivo ha sido un viaje de ensayo y error. La medicación inicial, como el Concerta (metilfenidato), aunque mejoraba la concentración, traía consigo efectos secundarios severos: insomnio, taquicardias, dolor de cabeza, pérdida de apetito y un aumento de la ansiedad. Los ansiolíticos, por su parte, aliviaban la ansiedad pero no abordaban el TDA. Encontrar un equilibrio para ambas condiciones se presenta como un desafío constante.

Este panorama refleja una preocupante realidad social: a pesar de los diagnósticos formales, un alto porcentaje de personas con TDAH, especialmente niños, no recibe la atención ni el tratamiento adecuados. La psicóloga Gutiérrez advierte sobre la creencia errónea de que la medicación es la única solución, enfatizando la importancia crucial del tratamiento psicoterapéutico.

Un Nuevo Horizonte: Neurofeedback y Apoyo Psicológico

Actualmente, Karen ha encontrado un camino más alentador. Combina sesiones de neurofeedback, una técnica que mejora el rendimiento cerebral, con apoyo psicológico, autoconciencia y el uso de medicación solo cuando es estrictamente necesario.

La Barrera de la Incomprensión

A pesar de los avances, la incomprensión persiste. Compartir su condición a menudo genera desconfianza y un trato diferente. Sin embargo, el apoyo de seres queridos, como su hermana Paola, es fundamental. Paola fue una de las primeras en reconocer que las dificultades de Karen iban más allá de la simple distracción o el miedo, comprendiendo la complejidad subyacente del TDA y la ansiedad.

El Peso del Estigma Social y la Confusión Informativa

Los prejuicios sociales continúan siendo un obstáculo significativo, incluso en el ámbito de la salud mental. Karen señala que la información, antes escasa, ahora es abrumadora y a menudo confusa, especialmente con la influencia de las redes sociales.

Raíces Sociales del Estigma

La ciencia identifica la falta de reconocimiento de la diversidad, que conduce a la exclusión y a prejuicios, como una causa del TDA. De igual forma, el estigma de la ansiedad se relaciona con la autovaloración de quienes la padecen y el miedo a ser etiquetados como portadores de un “problema mental”.

El Peligro del Autodiagnóstico

La psicóloga Gutiérrez advierte sobre el creciente fenómeno del autodiagnóstico, impulsado por la información en línea. Este enfoque, al no ser individualizado, puede ser perjudicial y afectar la autoestima. Recomienda enfáticamente buscar información en fuentes confiables y evitar generalizaciones, ya que la manifestación de estos trastornos es única en cada persona.

La Palabras como Catalizador del Cambio

A veces, Karen elige compartir su experiencia, otras veces prefiere guardarla. Reconoce que la mayoría de las personas permanecen indiferentes, pero percibe un cambio interno cuando se nombra lo que se vive, cuando se escucha y se busca la empatía. Su objetivo no es que el mundo se adapte a ella, sino encontrar sus propias formas de adaptarse a un mundo inherentemente desafiante.

En esta búsqueda constante de adaptación y comprensión, la palabra emerge como una fuerza transformadora. Nombrar la propia experiencia, aunque no altere instantáneamente el entorno, tiene el poder de modificar la perspectiva interior.


Referencias:

  • García, B., Lázaro, L., Lera, S., Forcadell, E., Fullana, M.Á. (29 de enero de 2019). ¿Qué es la Ansiedad? Clínic Barcelona.
  • García, J.T., Muiños, R., Ferrer-García, M., Tous, J.M. (2012). La ansiedad como estigma: el estereotipo de la persona ansiosa en la población clínica, sanitaria y general. Anuario de Psicología, 41 (1), 113-127.
  • García, M.C., López, J., Mengual, J. (2004). Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA-H). Boletín de la Sociedad de Pediatría de Aragón, La Rioja y Soria, 4 (1), 13-26.
  • Molinar, J., Castro, A. (21 de marzo de 2018). Estigma en el trastorno por déficit de atención con hiperactividad TDAH por maestros de educación básica. Preliminar de una intervención psicoeducativa. Revista de Estudios y Experiencias en Educación, 17 (35), 167-174.
  • Secretaría de Salud. (6 de abril de 2013). Las tres fases del trastorno de déficit de atención en los niños.
  • Secretaria de Salud. (2023). Cinco por ciento de la población infantil y adolescente presenta TDA Gobierno de México.

aDB

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