El Día del Influencer: Reflexiones Críticas sobre el Poder y la Responsabilidad en la Era Digital
Cada fecha del calendario conmemora eventos y roles de gran importancia, desde el Día del Libro hasta la jornada dedicada a la protección del medio ambiente. En este contexto, el 30 de noviembre se consagra al homenaje de los influencers, figuras clave en la generación y difusión de contenido en las plataformas digitales.
La relevancia de los creadores de contenido es un fenómeno relativamente reciente, estrechamente ligado al auge de las redes sociales y las plataformas de blogs. Su impacto ha transformado la manera en que consumimos información, tendencias y cultura popular.
El Auge de las Redes Sociales y la Creación de Contenido
La expansión de las redes sociales ha sido exponencial, facilitada por su accesibilidad y la diversidad de sus aplicaciones: desde mantener conexiones personales hasta mitigar el tráfico, pasando por la difusión de noticias o la búsqueda de oportunidades laborales. A pesar de la dificultad para cuantificar el número exacto de plataformas debido a su constante evolución, el panorama actual ofrece a los influencers y creadores de contenido un amplio abanico de canales para expresar sus ideas, a menudo sin coste alguno.
Sin embargo, esta facilidad para crear y compartir contenido plantea interrogantes fundamentales sobre la responsabilidad de la información. Si bien la libertad de expresión es un pilar, incluso sus defensores reconocen límites cuando el contenido atenta contra la dignidad humana.
Veracidad vs. Engagement: El Dilema del Contenido Digital
Surge la pregunta sobre la importancia que se otorga a la transmisión de información veraz en un entorno donde las interacciones y recomendaciones a menudo priorizan lo llamativo, lo placentero o incluso lo sensacionalista.
Estas reflexiones no buscan desvalorizar el trabajo de los influencers, sino reconocer su creciente influencia. Si hoy en día dictan tendencias en publicidad, noticias y cultura, es crucial examinar críticamente la creación y el consumo de contenido digital.
Presión del Mercado y la Inmediatez: El Factor Relevancia
Una preocupación central es la presión del mercado que impulsa a los influencers a una publicación constante para mantener su relevancia. La inmediatez de la era digital genera en la audiencia una expectativa de entretenimiento incesante, lo que a menudo resulta en un volumen abrumador de material compartido por los creadores.
Esta urgencia puede incrementar el riesgo de distorsionar la realidad, simplificando la complejidad de la experiencia humana. Por ejemplo, la recurrencia a datos científicos o pseudocientíficos para abordar trastornos alimentarios representa una alarmante simplificación.
Es moralmente inaceptable ofrecer consejos o soluciones sin considerar el contexto individual o reducir comportamientos complejos a explicaciones simplistas.
Relativismo Moral y la Búsqueda de Popularidad
Esta tendencia no implica que el contenido deba carecer de espontaneidad. Sin embargo, algunos comunicadores promueven el relativismo moral, adoptando la noción de que la verdad es puramente subjetiva.
Impulsados por la misma necesidad de popularidad y rapidez, algunos creadores fusionan hechos con opiniones o evitan juicios definitivos. Para retener seguidores, algunos llegan a justificar comportamientos reprobables bajo el pretexto de la privacidad, normalizando situaciones preocupantes. El relativismo empobrece nuestras interacciones.
Hacia una Comunicación Más Humana y Crítica
La intención no es censurar las redes sociales ni silenciar a los influencers, sino fomentar una comunicación más humana y responsable. Las relaciones interpersonales, para ser sostenibles, requieren un compromiso con la verdad, evitando una “ética light” que esquive debates profundos.
El objetivo es mejorar la convivencia y fomentar el humanismo cívico, como lo propuso el filósofo Alejandro Llano.
Diálogo Racional y Dignidad Humana
Ante la evolución de la comunicación digital, es valioso recuperar el diálogo racional: un intercambio de ideas enfocado en el conocimiento y el bienestar colectivo, y no solo en el poder, el mercado o la ideología. Debemos recordar que ninguna persona es un mero objeto de monetización. Existen necesidades humanas fundamentales como la empatía y la justicia, que trascienden las métricas de las redes sociales.
Las conversaciones de los influencers deberían aspirar a tener relevancia social, reconociendo que el “bien común es trascendental para el ser humano”. Es crucial que las redes sociales sirvan como plataformas para el progreso humano, alejándose del individualismo y la negligencia de la dignidad.
Aprovechemos este Día del Influencer (30 de noviembre) para reflexionar críticamente sobre el contenido que consumimos y compartimos.
aDB



