Mejor momento para abandonar el alcohol: La perspectiva de un neurólogo

Ioseph
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Aunque las bebidas fermentadas y otros licores son compañeros habituales en reuniones sociales y en la vida cotidiana, apreciados por su sabor, efecto relajante y su arraigada relevancia cultural, es fundamental recordar que el alcohol es una sustancia perjudicial para el organismo, con un impacto directo y significativo en el sistema nervioso. Con el avance de los años, sus efectos negativos se intensifican, pudiendo alterar de forma notable la salud mental y las capacidades cognitivas.


El Dr. Richard Restak, neurólogo de prestigio internacional, subraya esta preocupación en su última obra, donde detalla la influencia del etanol en las neuronas, células esenciales para la memoria, el pensamiento y el funcionamiento general del cerebro. Según el experto, incluso un consumo moderado de alcohol provoca daños neuronales, efectos que se agravan progresivamente con la edad. Por esta razón, el Dr. Restak identifica un momento clave en la vida en el que resulta especialmente beneficioso para el cerebro prescindir por completo del alcohol.


ENVEJECIMIENTO CEREBRAL: PROTECCIÓN NEURONAL Y LOS RIESGOS DEL ALCOHOL EN PERSONAS MAYORES

La recomendación del Dr. Restak es contundente: a partir de los 65 años, el alcohol debe ser completamente eliminado. A esta edad, las neuronas se vuelven más vulnerables a la degeneración. Aunque la pérdida neuronal a lo largo de la vida no es alarmante en términos absolutos —estimada entre un 2% y 4%—, cada célula cerebral es de vital importancia. Su conservación es crucial para mantener la agudeza mental en la tercera edad, garantizando la preservación de la memoria, la claridad de pensamiento y la capacidad de razonamiento. Como señala el neurólogo: “Si usted tiene 65 años o más, le recomiendo una abstinencia total y permanente del alcohol”.

Esta recomendación va más allá de la simple pérdida neuronal, abordando los peligros inherentes al consumo continuado de alcohol. Múltiples estudios científicos han vinculado la ingesta prolongada de alcohol con un mayor riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y otras formas de demencia. Esto se debe, en gran medida, al estrés oxidativo y la inflamación cerebral que el etanol genera. A estos riesgos se suma un peligro menos obvio pero igualmente crítico: las caídas. En personas mayores, un simple tropiezo puede derivar en complicaciones graves, incluyendo fracturas, lesiones cerebrales traumáticas e incluso ser de consecuencias fatales.

Dejar de consumir alcohol al alcanzar los 65 años no significa renunciar al disfrute social, sino priorizar la salud cerebral para transitar la etapa de la vejez con máxima lucidez, independencia y una memoria sólida. La advertencia del Dr. Restak invita a una profunda reflexión sobre nuestros hábitos de consumo y a considerar que el bienestar mental a largo plazo a menudo depende de decisiones aparentemente pequeñas, pero de trascendental importancia a medida que el tiempo avanza.

OdL

aDB

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