La leyenda de la Llorona: un relato escalofriante que sigue infundiendo pánico en las noches de México.

Ioseph
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En el corazón de México late un rico tapiz de tradiciones orales, narrativas que han tejido su camino en la identidad cultural y la conciencia colectiva del país. Estas leyendas mexicanas no son meros cuentos; son relatos extraordinarios que buscan dar sentido a una variedad de sucesos y conectarnos con nuestro pasado ancestral.

Desde la enigmática Isla de las Muñecas y la figura imponente del Charro Negro, hasta los misterios de La Casa Negra de la Roma, estas historias forman parte integral del acervo cultural de los mexicanos, transmitiendo significados profundos y resonando a través de generaciones.

Para desentrañar los misterios que rodean a la legendaria figura de la Llorona, comprender su profunda relevancia y su arraigo inquebrantable en la cultura mexicana, El Heraldo de México ha recurrido a la perspicaz voz de Brenda Ivette Delgadillo Hernández, destacada narradora oral, conferencista y docente en programas culturales de la prestigiosa UNAM.

El Fascinante Origen de la Leyenda de la Llorona en México

Las raíces de la leyenda de la Llorona se hunden en tiempos muy antiguos de la historia prehispánica. Se cuenta que Cihuacóatl, la venerada deidad mexica asociada a las aguas y presagios de eventos cruciales, advirtió al gran Moctezuma sobre la inminente llegada de “personajes del este”. Estas profecías anunciaban la amenaza a sus territorios y el sufrimiento que pronto afligiría a su pueblo, interpretándose como un augurio de la llegada de los conquistadores españoles.

Al presenciar la devastadora conquista de México y la trágica caída de su pueblo, la diosa experimentó una profunda aflicción y un inmenso dolor. Es por esta razón que se narra que su inconsolable lamento aún resuena cerca de los cuerpos de agua, un eco eterno de su desgarradora angustia.

No obstante, como explica Delgadillo Hernández, la narrativa evolucionó y se transformó en la versión más conocida de la Llorona de la era colonial. Esta interpretación se centra en la historia de una mujer mestiza que mantuvo una apasionada relación con un hombre español. A pesar de dar a luz a dos hijos fruto de esta unión, el conquistador la abandonó cruelmente, intentando incluso arrebatarle a los niños.

En un arrebato de desesperación y ante la inminencia de perder a sus hijos, la madre, en un acto de profundo tormento, los sumerge en el río antes de quitarse la vida. De este evento trágico y desgarrador emerge el mito de una figura femenina fantasmal que deambula eternamente junto a las aguas, en busca incansable de sus descendientes perdidos.

“Se narra que, al emprender la búsqueda de los restos mortales, los cuerpos de los niños nunca fueron encontrados, pero sí el de la mujer. Esto alimenta la creencia de que su búsqueda y su anhelo son perpetuos”, compartió la experta en leyendas.

En la actualidad, la leyenda ha continuado su evolución, y algunas interpretaciones modernas la describen como un “ser maligno”. En su eterna pena, esta figura se dice que causa daño a quienes se cruzan en su camino, incapaz de encontrar consuelo ante la ausencia de sus hijos.

“Representa la manifestación de un dolor que se niega a extinguirse. La historia de la Llorona perdura a través de los siglos como un poderoso símbolo de la incansable búsqueda de una madre por sus hijos, así como una representación de la injusticia, el sufrimiento y las profundidades a veces oscuras de la naturaleza humana”, enfatizó Delgadillo Hernández.


El Secreto de la Longevidad de las Leyendas Mexicanas

Según la académica, estas narrativas trascienden el tiempo y se conectan intrínsecamente con eventos históricos de hace siglos debido a la inherente necesidad humana de comunicar aspectos fundamentales de nuestra existencia: ideas, costumbres arraigadas, resentimientos profundos y afectos inquebrantables. “La razón por la que ha perdurado tanto tiempo es porque los seres humanos seguimos experimentando las mismas emociones y sintiendo de maneras similares. Incluso en la época prehispánica, se vivían el amor, el odio y el dolor”, afirmó.

Al servir como vehículo para expresar la riqueza de la cultura, la vibrante identidad mexicana y para conectar de forma tangible con nuestro legado ancestral, leyendas como la de la Llorona, la escalofriante Isla de las Muñecas, el enigmático Charro Negro, y muchas otras, logran mantenerse vivas y resonantes a pesar del inexorable paso de los años.

OdL

aDB

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