El primer domingo de Adviento: fecha y color de la vela.

Ioseph
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La temporada navideña es un tiempo de profunda reflexión y espiritualidad, donde la corona de Adviento se erige como un símbolo central de preparación para la llegada de Jesús. Este ritual ancestral impregna el hogar de una atmósfera de serenidad y unión familiar, marcando las semanas previas a la Navidad con el encendido progresivo de velas. Tradicionalmente, se utilizaba una vela blanca central. Sin embargo, la costumbre evolucionó, integrando los tonos litúrgicos: tres velas moradas, que representan la penitencia y la esperanza, y una vela rosada, símbolo de la alegría. Algunas familias enriquecen esta tradición incorporando una quinta vela blanca, representando la luz de Cristo.

¿Cuándo se celebra el primer domingo de Adviento?

El inicio de la novena de Adviento, conmemorado con el primer domingo de Adviento, es una fecha clave para comenzar la cuenta regresiva hacia la Navidad. En este año, el primer domingo de Adviento se celebra el 30 de noviembre. Ese día, se enciende la primera de las velas moradas, un acto que simboliza la esperanza y sienta las bases para la unidad familiar y la prosperidad en el hogar durante esta época tan especial.


  • Segundo domingo de Adviento: Se enciende el 7 de diciembre, con una vela morada que representa la fe.
  • Tercer domingo de Adviento: Se ilumina el 14 de diciembre, con la vela rosada, símbolo de la alegría.
  • Cuarto domingo de Adviento: Se prende el 21 de diciembre, con la última vela morada, que simboliza el amor.
  • Vela de Navidad (opcional): Una vela blanca, que representa la luz de Cristo, se enciende en Nochebuena (24 de diciembre) o el día de Navidad (25 de diciembre).

¿Cómo se elabora una corona de Adviento?

La elaboración de una corona de Adviento es un proceso que combina simbolismo y creatividad. Su forma circular evoca la eternidad de Dios, mientras que las velas encendidas representan la luz de Cristo que disipa la oscuridad. El uso del verde, color predominante en la corona, simboliza la vida y la esperanza que perduran incluso en los momentos más difíciles, recordándonos la vitalidad que emana de la fe. Para su decoración, se pueden emplear elementos naturales, ramas de pino o abeto, y flores. Las velas se distribuyen uniformemente, a menudo formando una cruz o dispuestas a lo largo del perímetro del círculo, listas para ser encendidas semana tras semana.


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