El dolor de crecimiento: ¿entiendes su origen y consecuencias?

Ioseph
10 min. Lectura

La expresión “dolores de crecimiento” es muy común, pero su nombre no revela completamente la naturaleza de estas molestias ni su conexión real con el desarrollo físico infantil.

Lejos de ser un síntoma directo del crecimiento óseo, este fenómeno es un síndrome benigno que causa dolor y afecta a aproximadamente uno de cada cinco niños. Generalmente, estas molestias desaparecen solas con el tiempo y no dejan secuelas, según explica el Dr. Alfonso Migoya Nuño, especialista en ortopedia y traumatología pediátrica del Centro Médico ABC.

Estos episodios pueden generar inquietud en los padres, sobre todo si se repiten y sugieren que algo no va bien. Sin embargo, comprender su origen, identificar las señales de advertencia y saber cómo ofrecer apoyo al niño o niña marca una diferencia significativa.

Entendiendo los Dolores de Crecimiento: Más Allá del Nombre

A pesar de lo que su nombre podría indicar, los dolores de crecimiento no están directamente asociados con el crecimiento de los huesos o músculos.

El Dr. Migoya detalla que se trata de un síndrome doloroso benigno y autolimitado, sin una causa única y definida. Es una condición multifactorial e idiopática, lo que significa que su origen exacto aún no se conoce con precisión médica, aunque sí se han identificado varios factores que pueden incrementarlo.

Entre los factores más relevantes se encuentran:

  • Predisposición Genética: La posibilidad de experimentar estos dolores aumenta si los padres también los sufrieron en su infancia.
  • Hiperlaxitud Ligamentaria: Una mayor flexibilidad en las articulaciones puede requerir un esfuerzo muscular superior, llevando a fatiga.
  • Salud Ósea Óptima: Existe una correlación observada con niveles bajos de vitamina D o una menor densidad mineral ósea. La importancia de mantener huesos sanos es fundamental.
  • Factor de Género: Las niñas, debido a una mayor elasticidad natural, muestran una ligera mayor susceptibilidad.

Tendencia a la Actividad Física Intensa: Los niños con un alto nivel de actividad física pueden experimentar más episodios debido al agotamiento muscular más frecuente.

Además, estos episodios suelen manifestarse en la infancia, generalmente entre los tres y los 12 años, siendo más comunes en el rango de edad de cinco a nueve años.

Es crucial entender que estos dolores no están vinculados directamente con los “estirones” típicos del crecimiento rápido. Por esta razón, el término puede ser impreciso, ya que el dolor no es una consecuencia directa de crecer, sino de otras razones que continúan siendo objeto de investigación.

Es importante también destacar que estos dolores suelen presentarse en periodos o “brotes”, no de manera constante. Pueden durar algunas semanas, desaparecer por meses y reaparecer posteriormente.

Con frecuencia, estos periodos coinciden con momentos de mayor actividad física, como el inicio de una nueva disciplina deportiva o la participación en actividades extraescolares intensas.

Distinguir Dolores de Crecimiento: Señales Clave y Alertas Rojas

La característica más definitoria de este síndrome es su patrón nocturno y bilateral, según el Dr. Migoya. Esto significa que los niños, que generalmente gozan de buena salud y no tienen lesiones previas, experimentan dolor en ambas piernas, principalmente al final del día o durante la noche.

El dolor suele prolongarse entre dos y tres horas, y el niño describe la molestia como difusa, sin un punto específico. Es fundamental recalcar que los dolores de crecimiento jamás afectan las articulaciones; aunque el niño pueda quejarse de dolor generalizado en las piernas, al día siguiente se levanta sin molestias y retoma sus actividades cotidianas sin impedimento.

Este detalle es crucial, ya que el dolor de crecimiento no limita las actividades diarias, no impide caminar o correr y desaparece espontáneamente sin dejar secuelas.

No obstante, para los padres, puede ser un desafío diferenciar esta condición benigna de otras que sí requieran atención médica. Por ello, el Dr. Migoya enfatiza que los dolores de crecimiento son un diagnóstico de exclusión, confirmado únicamente tras descartar otras posibles causas médicas.

Los padres deben estar atentos a las denominadas “banderas rojas” o señales de alarma que indiquen la necesidad de una consulta pediátrica u ortopédica:

  • Dolor localizado específicamente en una pierna o en las articulaciones.
  • Presencia de fiebre, hinchazón, enrojecimiento o aumento de temperatura en la zona afectada o en el niño en general.
  • Dolor que no cede y persiste por más de cuatro horas.
  • Molestias que se manifiestan de forma recurrente durante el día.
  • Dolor o molestias que interfieren significativamente con las actividades normales del niño.
  • Dolor que restringe la participación en juegos o la movilidad habitual del niño.
  • Cojera o dificultad para caminar (“claudicación”) durante el día.

Si se observa uno o más de estos síntomas, es indispensable consultar al pediatra, ya que podrían indicar una condición médica subyacente, desde una infección hasta una inflamación articular o un problema ortopédico específico.

Sin embargo, en ausencia de todos estos signos, y cuando el dolor cumple las características de ser bilateral, exclusivamente nocturno y sin evidencia de inflamación o fiebre, puede ser clasificado como un síndrome benigno de dolor de crecimiento.

Alivio y Manejo de los Dolores de Crecimiento en Niños

El Dr. Migoya recomienda que el primer paso, y uno de los más importantes, es tranquilizar a los padres. Es fundamental informarles que no se trata de una enfermedad grave, que no dejará secuelas y que no afectará el crecimiento o desarrollo normal del niño.

Dado que no hay una causa específica identificada, tampoco se requieren tratamientos farmacológicos específicos. La atención se enfoca en cuidados sencillos y un acompañamiento cercano. Es relevante que los padres comprendan que existen factores modificables en el manejo y otros que no pueden ser alterados.

Un ejemplo de factor modificable es la suplementación de vitamina D, siempre bajo supervisión médica, o la exposición solar controlada. Por otro lado, la hiperlaxitud natural o la fatiga muscular no son modificables en su totalidad, pero sí pueden manejarse eficazmente mediante medidas como el descanso adecuado, masajes suaves o la aplicación de compresas. No obstante, cada caso debe ser evaluado individualmente para confirmar la presencia de dolores de crecimiento y luego para identificar la causa subyacente.

En algunas ocasiones, el médico puede sugerir la realización de estiramientos suaves antes de dormir, especialmente en niños que son muy activos o que practican deportes de manera regular.

El dolor puede presentarse de forma súbita, incluso después de periodos de semanas sin molestias. Lo más habitual es observar patrones intermitentes, con varios días de dolor seguidos por periodos sin dolor que pueden durar semanas o meses. Esto no debe interpretarse como una recaída o un empeoramiento, sino como parte inherente del síndrome.

Al no existir una causa única y probada para su desarrollo, tampoco existe una estrategia infalible para prevenir los dolores de crecimiento. Sin embargo, mantener hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada, ejercicio moderado y una adecuada exposición solar, contribuye al bienestar general del niño o niña.

El apoyo emocional que brindan los padres es tan crucial como el manejo físico del dolor, subraya el Dr. Migoya. Para ello, los padres deben escuchar activamente a sus hijos y observar sus reacciones, pero sin caer en la sobreprotección ni fomentar conductas que puedan generar “ganancias secundarias” (es decir, que el niño aprenda a exagerar o simular el dolor para obtener atención o beneficios).

Aunque los episodios de “dolores de crecimiento” pueden ser molestos y generar preocupación, son una condición benigna que no deja secuelas duraderas en los niños. No afectan la estructura musculoesquelética ni interfieren con su desarrollo motor o social.

Con paciencia, comprensión y la aplicación de las recomendaciones adecuadas, estos episodios disminuirán y eventualmente desaparecerán con el tiempo.

En el servicio de Ortopedia Infantil del Centro Médico ABC, contamos con un equipo profesional altamente cualificado y el equipamiento necesario para abordar el desarrollo infantil, desde el manejo de dolores de crecimiento hasta cualquier otra condición relacionada con padecimientos ortopédicos.

MMV

OdL

aDB

Comparte este artículo
No hay comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *