Tatuaje a Bebé por Concurso Millonario: Padres Bielorrusos Extreman Medidas para Ganar Dinero
Un insólito caso de competencia y desesperación ha surgido en Bielorrusia, donde una pareja decidió tatuar el brazo de su hijo de tan solo un año de edad como parte de un concurso viral. La impactante acción buscaba obtener los 60.000 dólares ofrecidos por el video más llamativo y viralizable, en un intento por mejorar su precaria situación económica.
El Desafío de Mellstroy y la Peligrosa Competencia Online
Según reportes locales, la pareja bielorrusa se vio impulsada a tomar esta medida extrema en respuesta a una convocatoria lanzada por el popular streamer ruso conocido como Mellstroy. Este influencer, con una amplia base de seguidores, animó a su comunidad a crear contenido de alto impacto para promocionar su sitio de apuestas en línea. La promesa de una cuantiosa recompensa económica desató una ola de creatividad, algunas de ellas rozando lo peligroso y moralmente cuestionable.
“Decidimos participar en este desafío sin saber cómo sorprenderte, Mellstroy, así que optamos por tatuar a nuestro hijo de un año.
“Vivimos de alquiler desde hace tres años y no podemos adquirir nuestra propia vivienda, estamos ahogados en deudas. Nos beneficiaría enormemente ganar este certamen”, confesó la progenitora en un video que rápidamente se viralizó en plataformas como TikTok.
Las impactantes imágenes que circulan en redes sociales muestran al pequeño infante supuestamente recibiendo el tatuaje. La inscripción, “Mellstroy.Game”, hace referencia directa a la plataforma de videojuegos del influencer. Hasta el momento, Mellstroy no ha emitido declaraciones al respecto, manteniendo un silencio que amplifica la controversia.
Reacciones y Posibles Consecuencias Legales
La noticia no pasó desapercibida para las autoridades y organizaciones dedicadas a la protección infantil. Ekaterina Mizulina, representante de la Liga de Internet Seguro de Rusia, reaccionó enérgicamente ante los hechos. Mizulina anunció que se emprenderán acciones legales contra los padres por poner en grave peligro al menor de edad, todo ello en su afán de obtener una recompensa económica. La situación pone de manifiesto los riesgos inherentes a la viralización y la búsqueda desesperada de atención en el entorno digital actual, así como la necesidad de establecer límites éticos claros en este tipo de concursos.
aDB


