Delirio digital: una reflexión sobre el miedo y la manía grupal.

Ioseph
6 min. Lectura

La trama de “El mar es un pixel”, la nueva obra teatral de David Gaitán, sumerge al espectador en una comunidad hasta entonces desconocida, cuya tranquilidad se ve abruptamente interrumpida por la llegada de un enigmático ente artificial. Este ser, capaz de observar, interactuar y tomar decisiones autónomas, desencadena una profunda transformación en la vida de los habitantes. De forma inesperada, aparece un listado cuyo propósito y criterios de selección permanecen en la oscuridad. A pesar de la incertidumbre, la ambición por formar parte de él se apodera de la comunidad.

“La historia se desarrolla en un poblado atemporal, que evoca tanto el siglo XIX como nuestra época actual. La introducción de este artefacto, que funciona como una poderosa alegoría de nuestra relación con la tecnología, genera una atmósfera de asombro y desconfianza generalizada entre los residentes”, comparte la actriz Verónica Bravo, parte fundamental del elenco.

A diferencia de otras producciones que abordan la era digital, “El mar es un pixel” evita el uso de pantallas y dispositivos electrónicos convencionales. En esta innovadora propuesta escénica, el “protagonista mecánico” cobra vida con forma, voz y expresión propias. La figura de este singular juguete es magistralmente interpretada por Michelle Betancourt.

“Fue un aspecto crucial para nosotros. El personaje exhibe movimientos, emociones y hasta espasmos, dotándolo de una humanidad que resulta aún más perturbadora. Simboliza la faceta más deshumanizada de nuestro tiempo: la obsesión por la validación social, el deseo de proyectar una imagen de perfección y la aspiración a figurar en las clasificaciones sociales deseadas”, reflexiona Bravo.

La presencia de este ser no solo trastoca la estructura social del poblado, sino que también saca a la luz las aspiraciones más profundas de sus residentes: la insaciable búsqueda de estatus, el anhelo de reconocimiento y el palpable temor a la exclusión.

“Es una colectividad que clama por validación. Y este ente, de manera paradójica, se la ofrece… al mismo tiempo que los somete a un escrutinio constante.”

La obra teatral teje hábilmente el concepto de prestigio social con los intrincados mecanismos de los algoritmos, la omnipresente exposición en línea y la viralización de contenido. “La inquietud inicial para esta creación fue la preocupación actual por salvaguardar nuestra reputación, por asegurar nuestra presencia en determinados círculos, tanto virtuales como físicos, y por evitar otros. Nos consume la idea de que nuestra identidad sea sinónimo de valor, ya sea en plataformas digitales, en nuestras interacciones sociales o en la percepción pública general”, explica Gaitán.

“David (Gaitán) buscó emular lo que en el Siglo de Oro representaba escuchar versos medidos pero familiares. Hoy, esos versos abordan la reputación, la observación constante o los algoritmos… pero resuenan de manera profunda en nuestra propia experiencia”, añade la actriz Verónica Bravo.

A pesar de la profundidad de los temas explorados, la obra se distingue por estar “impregnada de un sarcasmo punzante y un humor agudo, donde la risa no actúa como un mero escape, sino como un catalizador para la catarsis”.

“No es un humor inocente ni superficial. Nos reímos más de nuestra propia torpeza que de lo inherentemente gracioso. Esa risa que a veces incomoda nos permite un profundo acto de auto-reconocimiento, al vernos reflejados en nuestras inseguridades y contradicciones más íntimas”, afirma Bravo.

Para finalizar, la actriz destaca: “Más que pretender impartir lecciones, David Gaitán tiene como objetivo primordial generar un espacio de debate enriquecedor. La obra no busca señalar culpables, sino invitar a una profunda reflexión sobre nuestras propias decisiones en el ámbito de la tecnología y la visibilidad. Aspiramos a que el público se reconozca en cada escena, a que se cuestione hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestra privacidad, a emitir juicios precipitados o a moldear nuestras opiniones basándonos en la fugaz aprobación de los ‘me gusta’ o en la validación externa.”

 

INFORMACIÓN CLAVE PARA ASISTIR

  • “El mar es un pixel” se presentará todos los jueves, viernes, sábados y domingos hasta el 30 de noviembre en el prestigioso Teatro Juan Ruiz de Alarcón, como parte de la destacada programación del Festival CulturaUNAM.
  • La aclamada obra de David Gaitán ha traspasado fronteras, siendo exhibida con éxito en Estados Unidos, Alemania, España, Argentina, Uruguay, Colombia, Francia, Singapur y numerosos países más.
  • El prolífico autor ha firmado más de 30 producciones teatrales que han cautivado a audiencias internacionales.

 

Por MAAZ

 

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