La esperanza de vida presenta una notable diferencia entre hombres y mujeres. Investigaciones científicas recientes, con la colaboración de expertos internacionales, han identificado los cromosomas sexuales como el factor biológico principal que explica por qué las mujeres tienden a vivir más tiempo que los hombres. Este patrón no se limita a nuestra especie, sino que se observa en una amplia diversidad de seres vivos, revelando una ventaja evolutiva femenina.
Longevidad y Cromosomas: La Ventaja Genética Femenina
Un estudio innovador realizado por el prestigioso Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, ha corroborado que esta disparidad en la longevidad se manifiesta en múltiples especies. Los hallazgos, publicados en la influyente revista Science Advances, abren la puerta a la posibilidad de que los hombres puedan, en el futuro, reducir esta brecha en la esperanza de vida.

Las conclusiones apuntan a que, en la gran mayoría de los mamíferos, las hembras exhiben una mayor longevidad. En contraste, en la mayoría de las aves, se observa la tendencia opuesta. Los científicos atribuyen esta diferencia fundamental a la composición cromosómica: las hembras de mamíferos poseen dos cromosomas X (XX), mientras que los machos presentan un cromosoma X y uno Y (XY). La presencia de dos cromosomas X otorga a las hembras una especie de “doble protección genética”, actuando como un mecanismo de seguridad frente a posibles daños en el ADN.
Por el contrario, los hombres, al contar con un único cromosoma X, carecen de este respaldo genético. Esto los hace intrínsecamente más vulnerables a ciertas enfermedades genéticas o daños en el material hereditario. Este fascinante descubrimiento, enmarcado en la “teoría del sexo heterogamético”, subraya cómo la propia biología confiere una ventaja natural a las mujeres en términos de longevidad.

Factores que Influyen en la Esperanza de Vida: Más Allá de la Genética
Sin embargo, los investigadores recalcan que, si bien la genética otorga una ventaja inherente a las mujeres, las decisiones individuales y el estilo de vida juegan un papel crucial en la salud y la determinación de la esperanza de vida. Es importante destacar que los factores conductuales también influyen significativamente. Por ejemplo, los hombres tienden a participar con mayor frecuencia en actividades de riesgo, presentan un mayor consumo de alcohol y tabaco, y acuden con menor regularidad a controles médicos preventivos. Estas conductas aumentan su vulnerabilidad a diversas afecciones. En definitiva, poseer dos cromosomas X no asegura una vida excepcionalmente larga, al igual que tener un cromosoma Y no predestina una vida más corta.
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