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Un planeta colosal, que eclipsa a Júpiter y Saturno, se expande a un ritmo asombroso de 6 mil millones de toneladas por minuto.

IOSEPHUS
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La comunidad científica se ha visto asombrada ante la identificación de un exoplaneta que sobrepasa en tamaño y masa a los gigantes de nuestro sistema solar, Júpiter y Saturno. Este cuerpo celeste, además, continúa en expansión a un ritmo estimado de seis mil millones de toneladas por segundo.

Este hallazgo, que ha sido reseñado en publicaciones especializadas y difundido por Reuters, constituye una de las observaciones más notables recientes. Se trata de un planeta que no solo marca un récord, sino que parece desafiar los principios establecidos sobre el desarrollo planetario. Los científicos a cargo explican: “Estamos presenciando un cuerpo en plena formación, un planeta que se nutre activamente del material circundante”.

Un gigante sin precedentes

Durante mucho tiempo, Júpiter, con sus 318 veces el tamaño de la Tierra, fue considerado el techo de la masa planetaria. No obstante, el nuevo exoplaneta identificado supera con creces esta medida, asemejándose más a una enana marrón, una categoría de objetos intermedios que no llegan a generar luz propia como las estrellas.

El estudio revela que el planeta aún se encuentra inmerso en un disco de gas y polvo del cual absorbe materia de forma continua. Este proceso de acreción lo convierte en una suerte de “planeta en constante desarrollo”, un fenómeno sumamente infrecuente de observar directamente.

Este descubrimiento, a su vez, plantea múltiples interrogantes. Los investigadores reconocen que hay más dudas que respuestas, como por ejemplo, cuál es el límite de crecimiento de un planeta antes de dejar de serlo. Otro aspecto a investigar es el entorno estelar donde se formó: un sistema joven y activo, donde las fuerzas gravitatorias aún definen sus componentes.

Además, la velocidad a la que acumula masa sugiere que su estructura interna y su cobertura gaseosa podrían diferir considerablemente de los gigantes conocidos, lo que requerirá una revisión de los modelos actuales de formación de planetas. Los especialistas comentan que la distinción entre planeta y estrella se torna ambigua en casos como este, destacando que el hallazgo “expande los límites de lo concebible en la astronomía contemporánea”.

Más allá de los datos técnicos, este descubrimiento vuelve a poner en perspectiva la magnitud del universo en comparación con la relativa pequeñez de nuestro sistema solar. Mientras desde la Tierra los telescopios registran su crecimiento, ese planeta —ubicado a miles de años luz— prosigue su expansión, indiferente a nuestra contemplación.

OdL

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