En el ámbito del intelecto y la toma de decisiones, la incertidumbre no es una señal de flaqueza, sino de agudeza. Una expresión como “estimaría que hay una posibilidad, cerca del sesenta por ciento” no denota falta de seguridad, sino la aplicación de un método de análisis que la ciencia vincula a un rendimiento cognitivo superior: el razonamiento probabilístico.
Este tipo de pensamiento se basa en valorar las circunstancias en términos de grados de certeza en lugar de afirmaciones absolutas. Los individuos que lo emplean establecen estimaciones cuantitativas, las refinan a la luz de información nueva y verifican la posibilidad de contrastar sus conclusiones. No es simplemente un estilo de comunicación, sino una disciplina intelectual fundamentada en la constante actualización y el escrutinio objetivo de los datos.

¿Qué revela la investigación?
El Good Judgment Project, una de las competiciones de pronóstico más extensas a nivel mundial, evidenció que los denominados superpronosticadores –aquellos con una precisión en sus predicciones notablemente mayor que la media– comparten ciertas características. Aparte de una inteligencia destacada, razonan con claridad, buscan activamente puntos de vista opuestos y expresan sus convicciones mediante cifras de probabilidad que revisan habitualmente. Los investigadores atribuyen a este método una parte sustancial de su éxito.
Otras investigaciones sobre habilidades numéricas sugieren que quienes poseen una mejor comprensión de las relaciones cuantitativas y evalúan los riesgos en términos de probabilidades, en lugar de basarse en impresiones o expresiones vagas, logran tomar decisiones más acertadas y consistentes. Esto se manifiesta de manera particular en áreas críticas como la salud o las finanzas personales.

Asimismo, los estudios sobre lo que se denomina “reflexión cognitiva” indican que las personas que ponen en duda su primera impresión y dedican un tiempo a calibrar su juicio cometen menos errores y evitan respuestas que, si bien parecen lógicas, son en realidad erróneas.
Es importante señalar que, en la práctica, pensar en términos de probabilidad implica sustituir la certeza absoluta por una evaluación ponderada. Además, su aplicación no elimina la duda, sino que la administra eficazmente. Lejos de impedir la acción, este enfoque la dota de mayor consciencia, flexibilidad y, según los hallazgos científicos, la hace más perspicaz.


