La figura de Sor Juana Inés de la Cruz ha sido elevada a un estatus casi mítico, convirtiéndola en un emblema. Según el escritor e historiador Pedro J. Fernández (nacido en Delaware, EU, en 1986), esta conceptualización como símbolo único a menudo eclipsa la profundidad de la biografía de muchos personajes históricos.
“La imagen que tenemos de Sor Juana es la de la monja poeta, y solemos evocar sus versos de ‘Hombres necios’. Sin embargo, al enfocarla como un símbolo, omitimos detalles cruciales de su contexto histórico, su recetario de cocina o su vida previa a ingresar al claustro”, señala Fernández, quien, a pesar de ser ingeniero de profesión, ha ganado reconocimiento popular gracias a las plataformas digitales.
Movido por su interés en la historia, hace quince años comenzó a compartirla en su cuenta de Twitter, @DonPorfirioDíaz. Su creciente audiencia lo impulsó a publicar su primer libro en 2013. Cuatro años más tarde, inició una serie de biografías que actualmente comprende seis volúmenes. Tras explorar las vidas de figuras como Díaz, Iturbide, Zapata, Maximiliano y Malitzin, la figura de la monja jerónima se suma a esta colección.
Con su obra titulada “Yo, Sor Juana. Mujer volcán” (publicada por Océano en 2025), el autor recrea la existencia de Juana de Asbaje a través de su propia voz narrativa, ambientada durante una epidemia de tifus que azota el convento en sus últimos años.
“Existían numerosas temáticas que deseaba abordar, especialmente desde la perspectiva íntima de Sor Juana, aspectos que raramente se discuten.”

Dado que la Décima Musa es uno de los personajes históricos y literarios más estudiados, Fernández destaca que el desafío principal fue lograr que hablara desde su humanidad, como una mujer de carne y hueso.
“El reto consistía en abordar a este personaje complejo y barroco y narrarlo en primera persona. Sor Juana nos relata su vida, nos narra su infancia, y a través de ella, podemos comprender la Ciudad de México de su tiempo.”
Lograr autenticidad en su voz, explica, no fue sencillo:
“Busqué que el lector creyera en esa voz. La narración en primera persona siempre representa un reto para mí, ya que a partir de ella debo reconstruir la biografía y el contexto histórico.” Considera que la idealización de Sor Juana como símbolo le ha atribuido ciertos “arquetipos”, como el de figura feminista, una mujer de su época capaz de leer, escribir, capitalizar su fama, monetizar su obra y, simultáneamente, dedicarse a sus pasiones.
En opinión del autor,
“existe una idealización; la hemos elevado a un estatus casi inalcanzable y, como resultado, dejamos de leerla. Es paradójico que, siendo una escritora de tal relevancia y legado, muchos no nos sentemos a leer su obra. La vemos más como un símbolo que como la autora de su trabajo, su poesía, su recetario o su época. Al final, que una figura de su magnitud y producción literaria no sea leída, significa una pérdida. Tenerla en un billete carece de sentido si su obra no es conocida.”
DETALLES SOBRE LA OBRA
- La novela se narra en primera persona y comienza con el brote de tifus en el convento.
- Profundiza en la infancia y juventud de la monja jerónima.
- Tras Sor Juana, el autor proyecta enfocarse en la vida de Antonio López de Santa Anna.
MAAZ

