La permanencia en La Granja VIP avanza, trayendo consigo revelaciones de los participantes, quienes comienzan a mostrar su verdadera esencia. Un claro ejemplo es Lolita Cortés, quien ha compartido intimidades con sus compañeros, revelando una faceta hasta ahora poco explorada: su vulnerabilidad ante sucesos inexplicables.
Mientras la apodada “Jueza de Hierro” se encontraba en la cocina de la finca con Fabiola Campomanes, conversó sobre su fascinación por la noche y los relatos de miedo. Mencionó que su película infantil preferida era “El Santo vs las momias de Guanajuato”, y admitió que, a pesar de su inmersión en ese universo, nunca sintió temor.
Sin embargo, la experiencia cambió drásticamente al mudarse a una residencia particular. Fue allí donde tuvo un encuentro directo con un fenómeno paranormal que la forzó a abandonar su hogar debido a las intensaS manifestaciones que allí ocurrían. Lolita describió la vivienda como un departamento al estilo inglés donde residía con su entonces pareja. Las apariciones cobraron fuerza tras su separación.
Lolita Cortés relata los sucesos paranormales que experimentó en su antiguo hogar
Aunque no especificó la ubicación exacta de la propiedad, sí indicó que se encontraba al sur de la Ciudad de México. Lolita describió la casa como un lugar estéticamente agradable pero con una atmósfera indescriptible, siempre cargada de expectación. Sus hijos, con edades entre tres y ocho años en aquel entonces, fueron testigos de los sucesos que se intensificaron después de que ella decidiera reformar el espacio.
Era una casa espectacular… Sergio se fue y ya […] Lo cambié todo. Quité todos los muebles, mis hijos la pintaron […] Pensé, “necesito reencontrarme”. La casa tenía unos espejos hexagonales pequeños y al revés, en las paredes, en el techo. Así era la casa, pero yo los quité […] Fueron tres años de vivir en una pesadilla por lo que nos sucedía, relató Lolita Cortés.
La también intérprete mencionó que en ese momento no percibió una intención particular en la colocación de los espejos, asumiendo que era una cuestión de gusto del anterior propietario. Por ello, le resultó sencillo retirarlos para adornar con cuadros y otros objetos que la representaban. No obstante, tras la renovación del inmueble, su hija Dariana comenzó a sufrir pesadillas inusuales para su edad.
Posteriormente, uno de sus primos se mudó con ellas, y su hija empezó a dormir en su habitación. Sin embargo, esto no detuvo los eventos y la situación se agravó cuando su hijo Mariano experimentó uno de los episodios más aterradores. Lolita relató que en una de las habitaciones había una motocicleta con sonidos incorporados. A pesar de estar colocada en lo alto de una estantería, una noche se activó sin explicación aparente.
Esto fue solo el principio, ya que meses después, otros juguetes de su hijo empezaron a emitir ruidos sin motivo. Esto llevó a Mariano a negarse a dormir en su cuarto, asegurando que tenía alrededor de ocho años cuando ocurrieron estos incidentes. Como resultado de los fenómenos inexplicables, sus hijos terminaron durmiendo con ella. Una noche, los tres presenciaron algo que desafiaba toda lógica.
Tenía un gran mueble de madera, todo era rústico… muy mística yo con mis cosas. Y del mueble me lanzan una tapa y mi hijo Mariano dice “se cayó”. La coloco de nuevo y digo “si estás aquí con nosotros, de buena fe, no queremos problemas, solo queremos comunicarnos”.

Fotografía: Instagram/@soylolacortes
A partir de ese momento, las intervenciones sobrenaturales se intensificaron. La familia podía escuchar durante la madrugada pasos en el techo, pero no desde arriba, sino como si alguien caminara cabeza abajo sobre ellos. Aunque Lolita buscaba explicaciones racionales, el punto culminante llegó cuando la figura de una niña se materializó ante sus ojos.
Una noche llega Mariano y me dice “¡Mamá! ¡Mamá!”, muy asustado. Él desde su cuarto me hace señas hacia la puerta de cristal y me dice “no salgas”. Le pregunto “¿cómo que no salga?”. Me asomo y no hay nadie, pero él insiste “no puedo pasar, está ella ahí… es una niña”.
En ese instante, Lolita solo pudo indicarle a su hijo que corriera hacia ella, logrando llegar a su habitación con una de las imágenes más impactantes que el pequeño había presenciado. La actriz relató que, debido a su interés por lo oculto, en esos tiempos solían contar historias de terror, encender velas e incluso ofrecer vino y comida a seres imaginarios, sin ser conscientes de la verdadera naturaleza de lo que habitaba esa casa.
A causa de estas perturbaciones, Cortés y su familia se vieron obligados a mudarse. Más tarde, se enteraron de que el propietario había instalado dichos espejos como medida de protección, ya que conocía la existencia de presencias fantasmales en la vivienda. Lolita concluyó su relato afirmando que abandonó la casa sin llevarse nada, evitando así la carga de energía negativa y huyendo de todas las apariciones.

