La música académica se distingue por ser una forma de expresión sonora de larga data, caracterizada por el uso de instrumentos no electrónicos, una estructura compositiva definida, un marco teórico musical riguroso y una profunda expresión artística.
Aunque puede ser percibida como monótona por algunos, dado que ciertas composiciones son extensas y carecen del atractivo inmediato de melodías y ritmos populares, es importante reconocer los significativos beneficios de dedicar tiempo a la escucha de música clásica.
Este género no solo proporciona placer auditivo, sino que actúa como una eficaz herramienta para potenciar la salud mental y las capacidades cognitivas, como lo respaldan diversas investigaciones que se presentarán. A continuación, se detallará cómo reacciona el cerebro ante la música académica.

¿Es beneficioso el consumo de música clásica?
Mejora del rendimiento cognitivo
Un estudio de 2015, titulado “Preservation of musical memory and engagement in healthy aging and Alzheimer’s disease: Musical memory and Alzheimer’s disease” y realizado por Cuddy L.L, Silka R. y Vanstone, sugiere que la música académica puede optimizar el funcionamiento cognitivo, particularmente la capacidad de la memoria a corto plazo.
Adicionalmente, se ha documentado que la música académica puede facilitar la recuperación de recuerdos personales en individuos con la enfermedad de Alzheimer, según se desprende del análisis.
Alivio de la depresión
Una investigación de 2024 publicada en la revista científica Cell Records, bajo el título “Auditory entrainment coordinates cortical-BNST-NAc triple time scales for music-induced mood enhancement in depression”, concluyó que la música académica contribuye a la disminución de los síntomas depresivos y a la mejora del estado anímico, mediante la regulación de las ondas cerebrales y el empleo de técnicas de neuroimagen.

Reducción del estrés
El oncólogo estadounidense Mitchell L. Gaynor, un precursor en el ámbito de la musicoterapia y la sanación sonora, corroboró mediante diversas pesquisas que la música académica es eficaz para mitigar la ansiedad y el estrés.
Esto lo llevó a fundar Gaynor Integrative Oncology y a divulgar obras como Sounds of Healing y The Healing Power of Sound, donde expone la siguiente idea:
La música, al ser un ensamblaje ordenado de sonidos, ejerce influencias emocionales significativas, despertando memorias, asociaciones y estados psicológicos complejos que repercuten directamente en nuestros mecanismos de recuperación.”
Este fenómeno se relaciona con la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, responsables de generar sensaciones de agrado y bienestar emocional.

