El 18 de octubre, una multitudinaria movilización tuvo lugar en diversas ciudades de Estados Unidos. Los participantes expresaron su descontento con lo que perciben como un autoritarismo creciente por parte de la administración de Donald Trump, bajo el lema “No Kings” (“No a los reyes”). Las manifestaciones se replicaron en más de 2.600 localidades, con puntos neurálgicos en Washington, Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Houston, Seattle y Filadelfia.
En la capital del país, miles de personas se congregaron frente al Capitolio, protagonizando una de las mayores concentraciones recientes. Con carteles, consignas y un ambiente de celebración, los asistentes defendieron las bases democráticas y clamaron contra lo que consideran un uso indebido del poder presidencial.
Brian Lee, un veterano de 70 años originario de Pensilvania, exhibió un cartel que decía: “Mi padre no luchó en Europa para esto”. A los medios locales, afirmó: “Trump evoca lo que vivimos en los años treinta. Está emprendiendo un camino arriesgado y debemos detenerlo antes de que sea irreversible”.
El movimiento “No Kings” y sus motivaciones
Estas manifestaciones se desarrollan en un contexto de tensiones políticas, incluyendo el cierre temporal del gobierno federal, despidos de funcionarios y fricciones entre la Casa Blanca y los estados con administraciones demócratas. Durante sus primeros meses de mandato, Trump ha intensificado su retórica contra la prensa, ejercido presión sobre la Reserva Federal y aumentado las operaciones migratorias.
La iniciativa No Kings, respaldada por diversas entidades de la sociedad civil, busca poner freno a lo que denominan “abusos de poder por parte del ejecutivo”. Un representante del grupo declaró a la prensa que “solicitamos a nuestros legisladores que impongan límites al poder de Trump antes de que sea irreversible”.
Figuras políticas demócratas como los senadores Bernie Sanders y Chris Murphy participaron en la marcha de Washington. Murphy alertó que el presidente “está implementando una estrategia deliberada para socavar la libertad de expresión, la transparencia electoral y el derecho a la protesta pacífica”. Añadió a los medios que “Trump aún no ha ganado. El poder reside en el pueblo de este país”.
Por su parte, la respuesta del Partido Republicano no se hizo esperar. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, calificó las protestas como “manifestaciones de resentimiento hacia Estados Unidos”. Scott Bessent, secretario del Tesoro, comentó: “Sin monarcas no hay paga; sin paga, no hay administración”.
