Fátima Bosch, la mexicana que ostenta el título de Miss Universo 2025, compartió en sus redes sociales el motivo de sus anteriores renuencias a participar en concursos de belleza, pero también desveló que intervenciones divinas la impulsaron a aceptar el desafío.
Con 25 años y oriunda de Tabasco, México, Fátima Bosch ha sido coronada como la mujer más bella del mundo en Miss Universo 2025. Su camino hacia la victoria se dio tras superar diversas etapas, aunque según sus propias declaraciones, su participación no fue inicialmente una decisión propia, sino el resultado de una serie de circunstancias que la llevaron a ceder.
Fátima Bosch relató que durante varios años eludió participar en certámenes de belleza, rechazando las invitaciones de los organizadores. Sus razones incluían haberse mudado recientemente a la Ciudad de México para continuar sus estudios, o encontrarse en situaciones que no se alineaban con sus metas personales.
Además, manifestó que estaba plenamente dedicada a su formación universitaria en la licenciatura en Diseño de Indumentaria y Moda, título que cursó en la Universidad Iberoamericana. Este compromiso exigía una gran cantidad de tiempo, lo que le impedía distraerse de sus objetivos académicos.

El Camino hacia la Aceptación en Miss Universo
En un video difundido en su cuenta de TikTok, Fátima Bosch explicó que una serie de señales y un mensaje de índole espiritual la llevaron a reconsiderar su negativa inicial. Esto la impulsó a darse una oportunidad y explorar lo que el futuro le deparaba.
Fue en enero de este año cuando Fátima recibió una nueva propuesta para representar a su estado en Miss Universe México. Si bien volvió a manifestar su duda, esta vez experimentó una sensación que describió como “una espinita en el corazón”.
“sin buscarlo, sin forzarla Dios me seguía mandando esto, pero constante, me lo mandaba y yo soy mucho de señales”, comentó la actual Miss Universo 2025.
Fátima se preguntaba la persistencia de la oportunidad que Dios le ofrecía, ya que las señales se manifestaban constantemente, incluso en un podcast que escuchaba a menudo, el cual contenía el mensaje “Dios quiere, yo quiero”. Posteriormente, recibió una nueva comunicación de Tabasco y, a pesar de sus dudas, acudió a una reunión con la organización.
Lo que finalmente convenció a Fátima Bosch para participar fue la percepción de que el certamen se alineaba con su ética y valores. Además, notó que en esta ocasión el concurso presentaba una perspectiva más humanitaria y social, y contó con el respaldo de su padre, quien le recordó el apoyo divino que había recibido y seguiría recibiendo en este camino.


