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Edad óptima para dejar el alcohol: Un neurólogo responde

IOSEPHUS
3 Lectura mins.

Si bien las bebidas fermentadas y otros licores son habituales en eventos sociales y en la vida diaria, y son apreciados por su sabor, efecto relajante y relevancia cultural, es importante recordar que el alcohol es una sustancia perjudicial para el cuerpo, afectando particularmente el sistema nervioso. Con el transcurso de los años, sus consecuencias se acentúan y pueden impactar de manera significativa la salud mental y cognitiva.


El doctor Richard Restak, neurólogo de nacionalidad estadounidense, destaca esta preocupación en su obra más reciente, donde examina cómo el etanol influye en las células nerviosas, fundamentales para la memoria, el pensamiento y otras funciones cerebrales. Según el experto, incluso un consumo moderado de alcohol causa daños a las neuronas, y estos efectos se agravan con la edad. Por ello, señala la existencia de un momento vital en el que resulta más beneficioso para el cerebro prescindir completamente de esta sustancia.


EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO CEREBRAL, LA PROTECCIÓN NEURONAL Y RIESGOS ADICIONALES

La postura de Restak es categórica: los 65 años marcan un punto de inflexión. A partir de esta edad, las neuronas son más susceptibles a la degeneración. Aunque la pérdida neuronal total a lo largo de la vida no es drástica —oscilando entre el 2% y 4%—, cada célula cerebral es valiosa. Conservarlas puede ser crucial para mantener la agudeza mental en la tercera edad, asegurando la preservación de la memoria, la claridad de pensamiento y la capacidad de razonamiento. “Si usted tiene 65 años o más, le recomiendo una abstinencia total y permanente del alcohol”, enfatiza el neurólogo.

Esta recomendación no se basa únicamente en la pérdida neuronal, sino también en los peligros inherentes al consumo prolongado de alcohol. Diversas investigaciones han asociado la ingesta continuada con un riesgo incrementado de desarrollar enfermedades como el Alzheimer u otras formas de demencia, en gran medida debido al estrés oxidativo y la inflamación cerebral que provoca. A esto se suma un peligro menos evidente: las caídas. En personas mayores, un tropiezo puede desencadenar complicaciones severas, desde fracturas hasta daños cerebrales o incluso ser fatal.

Abandonar el consumo de alcohol al llegar a los 65 años no implica renunciar al disfrute social, sino darle prioridad a la salud cerebral para afrontar la etapa de la vejez con lucidez, independencia y una memoria robusta. El llamado de atención del neurólogo invita a una reflexión sobre nuestros hábitos diarios y a considerar que el bienestar mental, a menudo, depende de decisiones aparentemente menores que adquieren una importancia capital con el paso del tiempo.

OdL

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