El sistema de defensa del cuerpo, especialmente en los seres humanos, puede ser visto como un mundo en sí mismo. Ciertas clases de células inmunológicas, conocidas como células T, tienen la capacidad de advertir al organismo y defenderlo de invasiones virales y bacterianas.
Por sus avances en la comprensión de la funcionalidad de estas células, y el papel de la herencia genética en la formación del timo y la optimización de sus funciones, los científicos Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi fueron galardonados con el Premio Nobel de Medicina.
Estas investigaciones, que podrían abrir nuevas vías para el tratamiento de patologías autoinmunes (donde el propio sistema inmunológico ataca tejidos corporales) y ciertos tipos de cáncer, se iniciaron en los años 80 con el trabajo pionero de Shimon Sakaguchi.
“Los galardonados con el Premio Nobel identificaron a los protectores del sistema inmune, las células T reguladoras, sentando las bases para un nuevo campo de estudio. Sus hallazgos han posibilitado el desarrollo de potenciales terapias médicas que actualmente se encuentran en fase de pruebas clínicas. La expectativa es poder tratar o curar enfermedades autoinmunes, mejorar la efectividad de los tratamientos contra el cáncer y prevenir complicaciones graves”, señaló la institución del Nobel.
Una notable colaboración científica
La noticia sorprendió a Mary E. Brunkow, investigadora de la Universidad de Princeton, quien lideró un estudio que logró la clonación de células en ratones genéticamente modificados para desarrollarse sin timo, el órgano crucial para la producción de células T, lo que, en teoría, los haría más vulnerables a enfermedades autoinmunes.
“Fue un esfuerzo de equipo formidable cuando realizamos el trabajo, y mi trayectoria científica ha experimentado algunos cambios desde entonces. Por ello, es un honor haber participado en esos proyectos inicialmente. He seguido de cerca los avances en medicina y cómo ese descubrimiento pudo haber contribuido, aunque sea mínimamente.
“Intentamos abordar el problema desde la perspectiva de comprender la causa de una característica fenotípica observada en ratones. Así, nos guiamos por una mutación en ratones que resulta en un defecto inmune interesante, el cual puede presentarse en raras ocasiones en niños con ciertas enfermedades humanas”, explicó.
Para Brunkow, sus descubrimientos permitieron dilucidar el papel de la herencia genética en la aparición de anomalías en el sistema autoinmune, identificando el gen específico responsable y permitiendo así su modificación para prevenir el desarrollo de dichas enfermedades.
“Realmente, fue cuando tuvimos una noción sobre la genética y la ubicación genómica donde se encontraría el gen mutado. Fue un trabajo a nivel molecular para precisar esta mutación exacta, ya que se trataba de una alteración genética muy pequeña que genera una transformación profunda en el sistema inmune”, detalló.
El Premio Nobel de Medicina y Fisiología es otorgado por el Instituto Karolinska, una institución de gran relevancia en Suecia y a nivel mundial, y viene acompañado de una dotación económica de 11 millones de coronas suecas.

