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Cometa 3I/ATLAS emerge brillante y enigmático, dejando perpleja a la comunidad científica por su origen lumínico.

IOSEPHUS
6 Lectura mins.

La presencia del cuerpo celeste 3I/ATLAS ha reavivado uno de los advocates más sombríos del físico británico Stephen Hawking. En efecto, el renombrado científico había advertido sobre los peligros inherentes a intentar establecer contacto con formas de vida alienígenas. A pesar de que la NASA ha asegurado que este objeto interestelar no supone una amenaza para la Tierra, su tránsito ha desatado un profundo debate científico y filosófico sobre las implicaciones del encuentro con vida de otros mundos.

El 3I/ATLAS, un cometa proveniente de las profundidades del cosmos, constituye el tercer visitante interestelar confirmado, siguiendo los pasos de Oumuamua y Borisov. Su descubrimiento tuvo lugar en julio de 2025 gracias al sistema de observación ATLAS en Chile. Desde entonces, ha cautivado a la comunidad astronómica global por su composición atípica y su resplandor, que llegó a equipararse al del Sol. Se prevé que el 19 de diciembre de 2025 alcance su órbita más cercana a nuestro planeta, a una distancia de aproximadamente 270 millones de kilómetros, antes de emprender su viaje de regreso al espacio interestelar.

Desde una perspectiva científica, su paso ofrece una oportunidad de estudio sin precedentes. Sin embargo, para muchos, también ha alimentado temores y especulaciones. La precaución expresada por Hawking, formulada hace más de una década en su documental “Into the Universe”, ha resurgido ante este cometa, ya que algunas personas temen que pueda ser una señal de inteligencia extraterrestre.

“Si los extraterrestres alguna vez nos visitan, el resultado podría asemejarse a la llegada de Colón a América, lo cual no resultó favorable para los pueblos originarios de ese continente”. Con estas palabras, el astrofísico alertaba sobre el riesgo de buscar interacción con civilizaciones tecnológicamente avanzadas, cuyas intenciones podrían no ser amistosas.

Un brillo inusual marca su reaparición 

El cometa 3I/ATLAS es considerado una anomalía cósmica. A diferencia de los cometas de nuestro sistema solar, sigue una trayectoria hiperbólica, lo que implica que no está ligado gravitacionalmente al Sol. Los análisis preliminares sugieren una concentración excepcionalmente alta de dióxido de carbono en comparación con el agua, indicando una formación bajo condiciones muy distintas a las que conocemos.

Según la NASA, presenta una coma luminosa y una cola formada por gas y partículas de polvo desprendidas al aproximarse al Sol. A pesar de ser un espectáculo astronómico fascinante, el cometa no es perceptible a simple vista. Su observación requiere equipamiento especializado, como telescopios o prismáticos astronómicos de gran potencia, y preferiblemente, un cielo despejado y libre de contaminación lumínica.

Recientemente, los astrónomos Qicheng Zhang, del Observatorio Lowell en Arizona, y Karl Battams, del Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos, han publicado un estudio detallando cómo el cometa 3I/ATLAS experimentó un significativo aumento en su brillo a medida que se acercaba al Sol, especialmente durante los meses de septiembre y octubre.

Durante este período, el fenómeno fue seguido de cerca por el satélite GOES-19 de la NOAA y el Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO), una iniciativa conjunta de la ESA y la NASA. Basándose en los datos recopilados por ambos instrumentos, los investigadores han presentado un análisis en la plataforma arXiv, describiendo un “incremento súbito e inusual de la luminosidad del cometa”, lo que sugiere transformaciones dinámicas en su composición o estructura mientras se movía por el sistema solar interno.

Hawking y la aprehensión ante la visita de entidades de otro mundo


La vinculación entre el 3I/ATLAS y las reflexiones de Stephen Hawking se ha intensificado con las especulaciones sobre un posible origen extraterrestre. Su aparición ha reavivado el interrogante sobre si objetos de esta naturaleza podrían tener una procedencia artificial. El astrofísico de Harvard Avi Loeb, reconocido por sus hipótesis provocativas sobre ‘Oumuamua’, ha sugerido que este nuevo visitante podría poseer una naturaleza tecnológica, posiblemente el resultado de una civilización avanzada.

“Nos preocupamos por amenazas como el cambio climático o la inteligencia artificial, pero no consideramos la tecnología alienígena. Deberíamos hacerlo”, declaró Loeb recientemente. Según sus cálculos, el cometa podría estar compuesto por materiales metálicos poco comunes, con una proporción de níquel significativamente mayor que el hierro, algo atípico en los cuerpos naturales. Esta composición, argumenta, “podría sugerir un origen no convencional”.

Aunque la NASA reitera que el 3I/ATLAS mantendrá una distancia prudencial y no representa ningún peligro para el planeta, su estudio genera una fascinación especial debido a su procedencia de regiones del espacio con las que la humanidad nunca ha tenido contacto directo.

En los próximos meses, el Proyecto Galileo, bajo la dirección de Avi Loeb, continuará supervisando el comportamiento del cometa y la posible detección de señales anómalas en su vecindad. Si bien hasta la fecha no existe evidencia que lo identifique como una nave o sonda artificial, los investigadores no descartan ninguna hipótesis hasta disponer de información más completa.

OdL

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