Mientras pasaba tiempo en Avándaro, alejado del ajetreo para dedicarse a la pintura, Barry Wolfryd (Los Ángeles, 1952) observó a su hijo jugar. El niño se divertía con una mezcla inusual de juguetes: figuras de barro y madera junto a objetos de plástico y electrónicos. Esta escena provocó una epifanía en el artista: “Es la confluencia de dos mundos, es Woolworth y Fonart“, exclamó.
Wolfryd llegó a México en 1975, en plena efervescencia de la cultura hippie. Para la década de 1990, la amalgama lúdica de su hijo lo llevó a reflexionar sobre su propia experiencia como migrante. Sus lienzos comenzaron a poblarse de íconos representativos tanto de su país natal como del que eligió como hogar: figuras de la cultura popular estadounidense, logotipos, luchadores, figuras de cartón y representaciones de cactáceas.
Ese cosmos, saturado de referencias populares y presentado en un aparente desorden lleno de color, él cree que surgió de su conexión con la época psicodélica que vivió. “En lo profundo de mi memoria resuenan Jimi Hendrix, los Stones, Frank Zappa, tenía pósters de Jefferson Airplane en mi habitación”, recordó.
Wolfryd se autodenomina un “detective de la humanidad”. Cada vez que intenta articular una reflexión sobre el significado del arte para él, sus palabras se conectan con momentos de su vida y con la acumulación de experiencias que han dado forma a su propuesta artística, la cual abarca la pintura, la escultura en bronce, la cerámica, el vidrio, el video y el arte-objeto.
Su obra se suma ahora a la colección de letras capitulares de Heraldo Media Group. En la creación de la “A” de Artes, primó la espontaneidad y el trazo libre, reflejando así las inquietudes del artista: desde el sincretismo hasta las problemáticas de la violencia y la migración, y más recientemente, la irrupción de la inteligencia artificial y su impacto en el poder.
“Me interesa observar lo que se manifiesta ante mí, sin anticipar conscientemente hacia dónde me dirigirá esa exploración. A menudo, uno se embarca en algo sin tener una idea clara del punto de llegada”, compartió.
Wolfryd tiene dos exposiciones programadas. La primera tendrá lugar en enero del próximo año, con la presentación de sus obras en vidrio en Bruselas. Estas piezas, creadas en un taller de Murano, Italia, ya han sido exhibidas en varias ciudades europeas.
La segunda exposición se inaugurará el 12 de febrero de 2026 en el Museo de la Cancillería de la Ciudad de México. Bajo la curaduría de José Manuel Springer, la muestra lleva por título “De hombres y ratones. Historias de un migrante” y exhibirá sus creaciones más recientes, desarrolladas como parte de su participación en el Sistema Nacional de Creadores de Arte.
“Son pinturas que interrogan a la IA y al poder, obras de tamaño mediano, aproximadamente de 155 por 140 centímetros. Me fascina seguir la evolución de lo que tenemos enfrente. Actualmente, muchas entidades, sean gobiernos, sociedades o pueblos, están preocupadas por cómo gestionar este nuevo paradigma de la IA, porque ya no es meramente una herramienta, sino un agente activo. Una herramienta, como la imprenta de Gutenberg, te permite elegir qué imprimir y cuántos ejemplares hacer. La IA, en cambio, tiene la capacidad de tomar decisiones propias.”
Wolfryd no renuncia al humor y al sarcasmo en su obra:
“He adoptado la figura del robot como una alegoría de la IA, dotándola de características y atributos humanos. Por ejemplo, hay un robot que despierta, cobrando conciencia, y su primer impulso es el de autodestruirse, ya que no desea existir en este mundo. Se apunta una pistola a la cabeza, pero es una pistola de agua, y sus manos terminan en garras, impidiéndole apretar el gatillo, haciendo que su intento de suicidio sea infructuoso. La gente tiende a imaginarla como un Terminator, una entidad desagradable y malévola, pero la realidad podría ser muy distinta”, reflexionó.
EN DETALLE
- La muestra en la Ciudad de México se dividirá en cuatro secciones, cubriendo la producción artística de la última década.
- En este último periodo, el artista se ha centrado en la coexistencia del ser humano con un mundo caracterizado por su paradoja y diversidad.
- El título de la exposición, “De hombres y ratones”, se inspira en la célebre novela del autor John Steinbeck.

