La seguridad en los alrededores de la Universidad de Houston se ha visto perturbada. Durante el último año, se han descubierto 24 fallecimientos en los cursos de agua que bordean la institución, conocidos como bayous. El aumento en la cantidad de personas encontradas sin vida ha generado especulaciones sobre la posible actuación de un homicida en serie en la zona.
Estas inquietudes han alcanzado a las autoridades, quienes se han visto obligadas a abordar la situación. Esto se intensificó tras el hallazgo del cuerpo de Jade McKissic, una estudiante de la Universidad de Houston, flotando en uno de los cauces. La joven, de 20 años, desapareció el 15 de septiembre y fue localizada cuatro días después.
La familia de Jade desplegó una extensa búsqueda para encontrarla. Ella se dedicaba a la edición de contenido para redes sociales y a la creación de guías turísticas. El mismo día que se recuperó el cuerpo de la joven afroamericana, también se encontró el de Rodney Chatman, un veterano de guerra, en un canal similar al de la estudiante.
Las 24 personas fallecidas no comparten un rasgo o patrón distintivo, más allá de haber sido localizadas en los bayous o canales de Houston. Debido a esta falta de conexión, las autoridades han descartado la hipótesis de un asesino serial. El alcalde, John Whitmire, afirmó: “No tenemos indicios de que haya un homicida en serie activo”.
En la misma línea, Salam Zia, comandante de la unidad de homicidios de la policía local, señaló que las víctimas “representan una diversidad completa: de géneros, etnias y rangos de edad”, lo cual no sugiere la intervención de una única persona en las 24 muertes.
