Una joven que cursaba estudios de derecho en la ciudad de Río de Janeiro enfrenta una investigación por la muerte de al menos cuatro individuos, a quienes presuntamente cobró sus vidas mediante envenenamiento en un lapso de cinco meses.
Se alega que Ana Paula Veloso utilizó desde sustancias tóxicas disponibles comercialmente hasta productos de limpieza para acabar con la vida de un mínimo de cuatro personas. En algunos de estos casos, actuó a cambio de sumas de dinero que destinó a saldar diversas deudas.
Antes de perpetrar los homicidios, que tuvieron lugar en diferentes ubicaciones de Sao Paulo, Veloso supuestamente puso a prueba sus métodos envenenando a no menos de 10 perros. Estos animales le habrían servido para determinar las dosis precisas de veneno.
“La implicada demostró ser extremadamente manipuladora con quienes caían en su red, pero a la vez exhibía una perturbadora satisfacción al quitar vidas, sin dar muestras de arrepentimiento”, declaró Halisson Ideiao, alto mando de la Policía de Sao Paulo.
¿Quiénes fueron las víctimas de la homicida serial de Sao Paulo?
Según los hallazgos de las autoridades locales, Ana Paula inició su racha de asesinatos en enero, cuando acabó con la vida de Marcelo Fonseca, quien le había ofrecido alojamiento en su domicilio.
Su siguiente blanco fue María Aparecida Rodrigues, con quien la presunta responsable inició un vínculo sentimental mientras mantenía una relación con un miembro de la Policía Militar paulista, a quien intentó implicar en sus crímenes.
Neil Correia da Silva se convirtió en la tercera víctima de la mujer, de 35 años. Supuestamente, este fue el único crimen comisionado, ya que una conocida de la facultad le habría pagado aproximadamente 13.500 pesos para eliminarlo.
Finalmente, Hayder Mhazres, de 21 años y con quien mantenía una relación romántica, fue el último individuo en caer bajo las acciones de la asesina. En esta ocasión, la muerte se produjo a través de un pastel envenenado.
Contó con la complicidad de su hermana gemela
Las primeras investigaciones sugieren que Ana Paula recibió asistencia práctica de su hermana idéntica, Roberta Cristina. Se encontraron comunicaciones codificadas entre ellas que detallaban cómo adquirir los venenos o cómo deshacerse de los cuerpos.
De hecho, en el caso más reciente, mantuvieron oculto el cuerpo de la víctima durante cinco días. Sin embargo, el avanzado estado de putrefacción del cadáver alertó primero al hijo de Ana Paula y luego a los vecinos, quienes finalmente realizaron la denuncia.
