Sagitario A*, el agujero negro supermasivo ubicado en el corazón de nuestra galaxia, la Vía Láctea, ha mantenido una calma aparente durante eones. Sin embargo, datos recientes recopilados por la NASA y la comunidad científica internacional sugieren que esta entidad colosal, cuya masa equivale a unos cuatro millones de soles, no solo muestra signos de actividad, sino que experimentó una notable erupción hace tan solo dos siglos.
Esta revelación ha captado la atención y generado un gran interés en el ámbito de la astronomía, posicionándose como un tema de discusión a nivel mundial, que pone en perspectiva los posibles impactos para nuestro planeta. Los especialistas se refieren a él como el “gigante dormido”, y su posible reactivación podría reconfigurar por completo el entorno galáctico.

¿Qué es Sagitario A* y por qué está en reposo?
Sagitario A* es la denominación del agujero negro supermasivo situado a aproximadamente 26,000 años luz de distancia, en el centro de la Vía Láctea. Este representa la categoría más imponente de agujeros negros, con una masa que oscila entre millones y miles de millones de veces la de nuestro Sol.
Actualmente, Sagitario A* se encuentra en un estado de inactividad relativa o “latencia”. Esto se debe a que no está absorbiendo suficiente materia (gas, polvo, estrellas) de su vecindad, lo que significa que posee el potencial, pero carece del combustible indispensable para liberar toda su energía. Por esta razón, su brillo es considerablemente menor en comparación con otros agujeros negros centrales en galaxias activas.

El agujero negro con potencial de despertar
Mediante el uso del telescopio Explorador de Polarimetría y el Observatorio de Rayos X Chandra de la NASA, los astrónomos identificaron ecos de rayos X que se reflejaban en vastas nubes de gas circundantes a Sagitario A*. Estos “reflejos de luz” no se originaban en el agujero negro en sí, sino en el gas que fue iluminado por una erupción de rayos X breve e intensa proveniente del núcleo galáctico.
Al examinar la velocidad de la luz y la distancia hasta estas formaciones gaseosas, los científicos determinaron que esta potente llamarada tuvo lugar hace apenas unos 200 años, a principios del siglo XIX. Este despertar transitorio fue provocado por la súbita ingesta de una considerable cantidad de gas o polvo cósmico que se aproximó demasiado a Sagitario A*. Durante ese corto lapso, la luminosidad del agujero negro se multiplicó por un millón en comparación con su estado actual.
Esta observación corrobora que el “coloso en letargo” de la Vía Láctea no permanece inactivo de forma permanente y puede activarse de manera abrupta, al menos en la escala de tiempo cósmica.
¿Cuándo ocurrirá la reactivación de Sagitario A*?
Si bien el evento de hace dos siglos fue efímero, la NASA y los astrofísicos ya contemplan un escenario a futuro para la reactivación definitiva de Sagitario A*, un acontecimiento que alterará significativamente la Vía Láctea. Se estima que en unos 2,000 millones de años, nuestra galaxia está predestinada a colisionar con la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite que actualmente orbita la Vía Láctea.
Esta interacción provocará que volúmenes masivos de gas y polvo cósmico sean dirigidos hacia el centro de nuestra galaxia. Este material servirá como el combustible necesario para que Sagitario A* se reactive por completo, transformándose en un núcleo galáctico activo (AGN).
Cuando Sagitario A* se convierta en un AGN, iniciará un proceso de absorción continua de materia, generando un disco de acreción de altísima temperatura y brillo que emitirá radiación intensa en todas las frecuencias, desde ondas de radio hasta rayos X.
¿Existe alguna amenaza para la Tierra?
A pesar de la aparente magnitud del fenómeno, la respuesta es un enfático no. La Tierra y nuestro Sistema Solar se encuentran totalmente protegidos, incluso ante la reactivación de Sagitario A*. Nos separan 26,000 años luz del centro galáctico. Esta vasta distancia garantiza que cualquier emisión de radiación proveniente del agujero negro se disiparía considerablemente antes de alcanzar nuestro planeta.

La atmósfera terrestre y, fundamentalmente, el campo magnético de nuestro planeta, funcionan como una barrera protectora natural. Adicionalmente, el propio disco de la Vía Láctea aporta una capa adicional de resguardo contra cualquier radiación cósmica.
La reactivación de Sagitario A* representará un acontecimiento de gran relevancia para el universo, influyendo en la formación estelar y la dinámica galáctica, pero para nosotros, será simplemente un asombroso espectáculo astronómico observable desde la seguridad de nuestro hogar planetario.

