Para quienes cocinan a diario, lidiar con la acumulación de grasa y residuos en las hornallas puede ser una tarea ardua. El calor incrusta la suciedad, haciendo que las soluciones habituales como detergentes o bicarbonato de sodio sean insuficientes y requieran un esfuerzo considerable, a veces dejando marcas o arañazos en la superficie metálica.
Sin embargo, existe una preparación doméstica que se destaca por ser eficiente, asequible y respetuosa con los materiales de tu cocina. Se trata de una combinación de vinagre blanco templado, jabón de pH neutro y alcohol. Esta fórmula actúa disolviendo la grasa incrustada sin dañar los acabados ni dejar olores penetrantes.
¿Cómo deshacerse de la suciedad pesada en una cocina?
El proceso para aplicar este método es bastante sencillo. Lo primero es desmontar las parrillas de la estufa y sumergirlas en un recipiente amplio. Posteriormente, se prepara la solución combinando 50 ml de vinagre blanco calentado, una pequeña cantidad de jabón líquido suave y un toque de alcohol (etílico o isopropílico). Esta mezcla se vierte luego sobre las parrillas hasta que queden completamente cubiertas.

Según los expertos, el secreto reside en dejar que la solución actúe entre 15 y 20 minutos. Durante este tiempo, los componentes trabajan conjuntamente: el vinagre descompone la grasa, el jabón ayuda a desprender la suciedad y el alcohol acelera el proceso de secado. A continuación, basta con frotar suavemente con una esponja o cepillo, aclarar con agua tibia y asegurarse de que las piezas queden completamente secas antes de volver a montarlas.
En contraposición a los productos abrasivos o al uso único de jabón, esta preparación casera ofrece varias ventajas. No causa rayones en las superficies, erradica la grasa más resistente con facilidad y deja las parrillas brillantes sin la persistencia de aromas artificiales. Adicionalmente, representa una opción ecológica y económica, ya que se basa en ingredientes comunes que la mayoría tiene en casa.

