El uso de inyecciones de semaglutida, reconocidas por su eficacia en la reducción de peso, se ha disparado a nivel global. No obstante, una investigación danesa reciente señala que la gran mayoría de los individuos no prosiguen con el tratamiento más allá de los primeros meses.
La investigación, presentada en el Congreso de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) celebrado en Viena, fue liderada por Reimar Thomsen, miembro del Departamento de Epidemiología Clínica de la Universidad de Aarhus. El experto manifestó que los hallazgos “generan interrogantes sobre si esta modalidad de tratamiento para la obesidad es mantenida a largo plazo por la mayoría de los afectados”.
El estudio examinó datos sanitarios nacionales de Dinamarca, enfocándose en adultos que iniciaron un régimen de semaglutida entre el 1 de diciembre de 2022 y el 1 de octubre de 2023. En total, el análisis abarcó a 77.310 personas sin diagnóstico de diabetes, con una media de edad de 50 años. De este grupo, el 71% eran mujeres.
Resultados: un 52% abandona el tratamiento en menos de un año
Según el propio Thomsen, “aproximadamente la mitad de los pacientes —específicamente el 52%, lo que equivale a 40.262 individuos analizados— cesaron el tratamiento dentro del periodo de un año”. Los datos revelan una tendencia gradual: el 18% había interrumpido la terapia a los tres meses, el 31% a los seis meses y el 42% a los nueve meses.
Los adultos jóvenes, de entre 18 y 29 años, fueron quienes más discontinuaron el tratamiento (48%), en contraste con los participantes de 45 a 59 años, que demostraron mayor adherencia. Asimismo, los hombres interrumpieron la terapia con mayor frecuencia que las mujeres, y las regiones con ingresos medios más bajos presentaron tasas de abandono elevadas, lo que sugiere la influencia de factores económicos.
Riesgos del abandono: el “efecto yo-yo”
Los fármacos que contienen agonistas del receptor GLP-1, como la semaglutida, influyen en la regulación del apetito y el metabolismo. Sin embargo, los expertos advierten que su eficacia se mantiene únicamente mientras se sigue el tratamiento.
La suspensión anticipada puede desencadenar el conocido “efecto yo-yo”, donde el peso perdido se recupera rápidamente al suspender la administración de la inyección. Adicionalmente, los altos costos y las reacciones adversas, como náuseas o malestar gastrointestinal, podrían ser determinantes en la decisión de interrumpir el tratamiento.

Un reto para el futuro de la farmacoterapia contra la obesidad
La investigación danesa pone de manifiesto una dificultad primordial en la gestión médica de la obesidad: la continuidad en el tratamiento. Aunque los medicamentos con semaglutida han demostrado resultados clínicos efectivos, su sostenibilidad depende de variables económicas, de salud y conductuales.
La propia EASD resaltó durante el congreso la necesidad de idear enfoques de apoyo médico y psicológico para prevenir que los pacientes interrumpan la terapia antes de lograr beneficios duraderos.

