Según el Inegi, casi la totalidad de los mexicanos (nueve de cada diez) disponemos de un dispositivo móvil conectado a internet, al que dedicamos aproximadamente seis horas diarias.
Estos dispositivos no son meras herramientas de trabajo o comunicación; se han convertido en el eje de nuestra vida social y un medio para mantenernos conectados con otros.
No obstante, un uso intensivo, combinado con factores como el estrés o la ansiedad, puede generar efectos negativos. Un ejemplo de ello es el llamado fenómeno de la sensación fantasma de vibración.
“Este síndrome puede ser interpretado como una forma de percepción sensorial engañosa. El cerebro interpreta estímulos mínimos, ya sean internos o externos (como el roce de la ropa), atribuyéndolos al teléfono móvil.
“Estas sensaciones surgen de la manera en que nuestro cerebro procesa las señales externas y de nuestra tendencia a considerar ciertos objetos como extensiones de nosotros mismos. En el caso de los teléfonos, también podemos experimentar la falsa impresión de que suenan o que la pantalla se ilumina cuando en realidad no ha ocurrido nada”, explican expertos de la compañía AT&T.
¿Cuáles son los riesgos del fenómeno de la sensación fantasma de vibración?
Si bien no es intrínsecamente peligroso, más allá de ser una leve alteración sensorial, este síndrome podría indicar la presencia de afecciones más serias, tales como estrés elevado, ansiedad o una dependencia emocional de los aparatos móviles.
Investigaciones de la misma empresa revelan que cerca de la mitad de los jóvenes universitarios han experimentado este síndrome en algún momento. Parece estar relacionado con hábitos específicos, como guardar el teléfono en el bolsillo delantero del pantalón o mantenerlo constantemente en modo vibratorio.
¿Cómo mitigar este fenómeno?
La empresa tecnológica sugiere diversas estrategias sencillas para prevenir la aparición de estas sensaciones inexistentes:
- Modificar la configuración del dispositivo para usar alertas sonoras en lugar de vibraciones.
- Variar la ubicación donde se transporta el teléfono para evitar que el cerebro asocie un lugar concreto con las notificaciones.
- Establecer periodos de desconexión digital, desactivar notificaciones o limitar el uso continuo.
- Gestionar la carga mental y reducir el estrés general, asegurando un descanso adecuado y mejorando los patrones de sueño.
