Durante más de veinte años, la comunidad científica asumió que Doug Whitney, un ciudadano estadounidense de 76 años, padecería Alzheimer de inicio temprano. Esto se debía a una predisposición genética heredada en su familia, la cual prácticamente asegura la aparición de la patología entre los 40 y 50 años. Sin embargo, él nunca manifestó la enfermedad. Actualmente, su condición representa uno de los enigmas más significativos en la neurología contemporánea: ¿cómo es posible que alguien genéticamente predispuesto a la pérdida de memoria logre eludirla?
¿Predestinación, Enigma o Caso Aislado?
Con el transcurrir de los años, todos, incluido Doug, anticipaban el surgimiento del Alzheimer. No obstante, desde su diagnóstico inicial, esto no ha ocurrido. Por esta razón, los investigadores de la Universidad de Washington han dedicado años al estudio de su material genético, su historial médico y, de manera primordial, su cerebro. El Sr. Whitney ha sido objeto de diversas evaluaciones, incluyendo estudios de neuroimagen, análisis de líquido cefalorraquídeo y pruebas cognitivas. Estos análisis han revelado la ausencia de la enfermedad, a pesar de la presencia de proteína amiloide (un marcador crucial), y una mínima cantidad de proteína tau (vinculada al declive cognitivo). La interacción entre ambas parece ser el factor determinante.

Los científicos también identificaron concentraciones elevadas de unas proteínas denominadas “proteínas de choque térmico” (heat shock proteins), las cuales desempeñan una función protectora en el cerebro al prevenir el plegamiento incorrecto de otras proteínas. Una teoría intrigante sugiere que la ocupación de Whitney como mecánico naval, lo expuso de manera continua a altas temperaturas, lo que pudo haber estimulado la producción de estas moléculas defensivas.
El Dr. Jorge Llibre-Guerra, catedrático de neurología y coautor principal de la investigación, manifestó: “Si conseguimos desentrañar el mecanismo detrás de esta resistencia, podríamos intentar replicarlo mediante una terapia específica concebida para posponer o evitar el desarrollo del Alzheimer. La idea es capitalizar los mismos mecanismos protectores que han permitido al Sr. Whitney evitar la enfermedad, para así beneficiar a otros”.

Elusivo a la Enfermedad
Aunque el caso de Whitney no es el único, ya que se han documentado dos casos similares, él ha expresado su firme compromiso con el avance de la investigación. “Se ha convertido en mi propósito”, afirmó. “Las visitas para las pruebas son intensas, pero después de 14 años, me he acostumbrado, así que no me preocupa”. Él comprende que su organismo ofrece pistas valiosas sobre cómo la biología puede defenderse de su propia programación, representando una fuente de esperanza para otros. “Mientras me necesiten, estaré aquí. Mi compromiso es a largo plazo”, concluyó.

